SAN FERMÍN 2009
«Iruñea tiene la mejor fiesta, la más poderosa y más apasionante del mundo»
Aritz INTXUSTA |
Esta irlandesa de 69 años, periodista y escritora, visitó Iruñea hace dos semanas con motivo de una exposición fotográfica temática sobre la última visita del premio Nobel Ernest Hemingway a los Sanfermines. No había pisado la ciudad en cincuenta años. Su objetivo, como el del escritor, eran las corridas de toros. Antes de llegar a Iruñea tan sólo había presenciado una en Madrid.
Esta periodista irlandesa llegó a Sanfermines cuando tenía 19 años. Se adentró dentro del grupo del escritor Ernest Hemingway, que visitaba Iruñea por última vez. Fue en 1959. Su vida, desde entonces, estará ligada al premio Nobel, de quien sería secretaria. Años después, se casó con su hijo más joven, Gregory.
¿Qué recuerdas de aquellos Sanfermines del año 1959?
Los Sanfermines de 1959 son los únicos en los que he estado. Recuerdo el entusiasmo, la música, la multitud de gente vestida de blanco y rojo, los encierros, la bebida, el canto y el baile. Tenía 19 años y es la experiencia más emocionante que jamás había vivido.
¿Echas de menos Iruñea?
No echo de menos Iruñea porque el recuerdo de esa asombrosa semana de 1959 siempre ha estado conmigo. Nunca he vuelto, porque nunca otra visita podría igualar la primera vez.
¿En qué medida esas fiestas modificaron tu vida?
Sanfermines cambió mi vida, porque durante aquella semana Ernest Hemingway me empleó como su secretaria. El trabajo, en un principio, era para dos meses, pero acabó durando dos años. Después trabajé para María Hemingway, que ordenaba los escritos de su marido. Y luego, me casé con su hijo, Gregory.
¿Hay algo que los navarros no conozcan de los Sanfermines?
La gente de Iruñea tiene mucha suerte, porque durante una semana del año tienen festival del mayor, más poderoso y más apasionante festival del mundo. Las personas que conozco quieren vivir eso una vez en la vida. La gente de Iruñea lo vive todos los años.
Siempre descansabais.
Cada tarde, antes de las corridas de toros, nos íbamos a la selva virgen de Irati. Almorzábamos en un picnic, nadábamos en el río, descansábamos mientras contábamos historias sentados bajo los árboles. Después regresábamos a Iruñea. Uno del grupo, Hugo Millaís llevó su guitarra. Su mujer, Susy, cantó mientras él tocaba. Nos relajábamos en un ambiente pacífico que chocaba con la fiesta.
¿Recuerdas algún sitio en especial de la ciudad?
El lugar que más recuerdo de Iruñea es el Bar Choco, que ahora sé que se llama Txoko. El pequeño grupo de Hemingway, su «cuadrilla», sentada allí cada día antes o después de las corridas bebiendo algo.
¿Cómo era Hemingway?
Ernest era un escritor muy serio, con un interés inmenso por la tauromaquia. Después de su trabajo, le gustaba ejercitarse y disfrutar él mismo. Tuvo inquietud por muchas cosas, como las corridas, la historia de España, la historia militar en general, la pesca, África, la caza, la literatura, por nombrar algunas. Analizó cada aspecto de todos esos temas y le gustaba explicar a la gente más joven todo lo que había aprendido. Las edades de su grupo de amigos iban desde los 18 años hasta los setenta. Era muy generoso con ellos y pedía a cambio que le fueran leales en su amistad.
Siempre descansabais.
Cada tarde, antes de las corridas de toros, nos íbamos a la selva virgen de Irati. Almorzábamos en un picnic, nadábamos en el río, descansábamos mientras contábamos historias sentados bajo los árboles. Después regresábamos a Iruñea. Uno del grupo, Hugo Millaís llevó su guitarra. Su mujer, Susy, cantó mientras él tocaba. Nos relajábamos en un ambiente pacífico que chocaba con la fiesta.
¿Podría relatar cuál fue su mejor momento con Hemingway durante aquellas fiestas ?
Mis mejores momentos con Hemingway esa semana eran los ratos en el bar Txoko para hablar de la próxima corrida. Antes de verla, Ernest se aseguraba de que todos conocíamos quiénes eran los toreros, cuáles serían los toros y a quién lidiaría cada uno. Comprobábamos qué tiempo iba a hacer o analizábamos cada posible peligro. Él se ponía a adivinar cómo iba a resultar cada corrida. Bebíamos vino a sorbos y nos adentrábamos en cada aspecto de ella. Estas discusiones me ayudaron a entender y a disfrutar de las corridas. Estar alrededor de Ernest hacía que la vida pareciera muy apasionante. Además, los toros en Iruñea son de los que mayor nivel tienen. La gente, además, tiene un mayor conocimiento y aprecio por el animal, porque lo han visto correr antes en el encierro.
¿Qué supone tener como pareja a un Hemingway?
Mi marido, Gregory, era el hijo más joven de Ernest y un gran atleta. Era mortalmente preciso con un arma. Me enseñó a navegar en Florida y por el Cribe. Muchos años en primavera fuimos de pesca a Baja California. Durante un safari africano en 1973 con su hermano Patrcick, aprendí los secretos de la casa mayor. Gregory me enseñó a mí y a nuestros hijos a esquiar en las montañas de Montana. Como su padre, disfrutó buscando nuevas aventuras. La vida con Gregory nunca era aburrida.