Inoxidable», escribían el otro día en un diario parisino refiriéndose a la ministra Michèle Alliot-Marie. Desde que llegó al Gobierno en 2002, la que fuera alcaldesa lohizundarra no lo ha soltado. Defensa, Interior y ahora Justicia, un tránsito inédito en la V República, un recorrido que evidencia en qué quiere Nicolas Sarkozy convertir el país.

Entrevistada el sábado en «Le Figaro», la propia MAM afirmaba que su paso del Ministerio de la Policía al de los jueces ilustra «la cadena de la seguridad».

La seguridad fue el estandarte que llevó a Nicolas Sarkozy a la presidencia de la República. Seguridad y un discurso tan próximo al de la extrema derecha que arrastró los votos de Le Pen en una peculiar versión de la selección natural.

Es sabido que el actual presidente de la República y la antigua presidenta del RPR, antecesor de la UMP, son depredadores que no se soportan, pero en la pirámide del poder ambos se necesitan. Una, para seguir en la cumbre. El otro, para asegurar la cohesión de un partido que sigue siendo una coalición, pero también para acometer su deseada reforma de la Magistratura, el siguiente paso de la cadena securitaria que incluye comerse a los jueces de instrucción.

Si se lleva a término la reforma, bajo el tótem de la seguridad se dejará la instrucción en manos únicamente de la Fiscalía, o sea, del Gobierno. MAM, tan dicharachera como siempre, ha sentenciado que la desaparición del juez de instrucción es «una suerte de evolución natural».

O Darwin ha resucitado o es él mismo, que aún sigue vivo, gagá, sin barba y con peluca. Inoxidable. Los derechos son, hoy más que nunca, especies en peligro de extinción.