Rafaela Romero Presidenta de las Juntas Generales de Gipuzkoa
Sobre exclusiones
No cabe legitimidad sin legalidad y que no hay legalidad sin legitimidad. Ambas van unidas. Y los junteros y junteras de esta Cámara son los representantes legales y legítimos de los ciudadanos y ciudadanas de GipuzkoaEl pasado 2 de Julio, las Juntas Generales de Gipuzkoa decidieron unánimemente, por decisión de la Junta de Portavoces, suspender el pleno itinerante que se estaba celebrando en Zestoa por la grave alteración del orden de la sesión plenaria y la falta de lealtad y respeto institucional de la alcaldesa de Zestoa, Alazne Olaizola, a la Cámara provincial al otorgar la palabra, sin haberlo comunicado previamente, al Sr. Gabriel Isasa, lo cual no estaba previsto en el orden del día del pleno extraordinario.
Tras ello, observo sorprendida el artículo de opinión que cinco ciudadanos guipuzcoanos han publicado en su periódico en el que acusan a la institución que presido, las Juntas Generales, de favorecer la exclusión de ideas y su representación en este Parlamento de Gipuzkoa. Los citados señores nos imputan, igualmente, la responsabilidad de ocultamiento de la desaparición de un presunto integrante de la organización terrorista ETA, Jon Anza, y en la misma carta, se insulta gravemente mediante injurias y calumnias a mi persona. Ante estas falsas acusaciones, como ciudadana vasca y como demócrata que soy, no puedo nada más que contestar con la palabra y la dignidad que me asiste por ser una legal y legítima representante de la ciudadanía guipuzcoana. Siempre he partido en mi actuación política del respeto a la sociedad vasca y a sus derechos, del respeto a la ley, de la condena de todo tipo de violencia, de la condena de la violencia terrorista -con independencia del nombre de la organización terrorista que la practique- y del respeto a los derechos humanos.
Es una injuria y una descalificación injustificada e improcedente acusar a los junteros y junteras de la Cámara foral de excluir ideas y a los representantes de dichas ideas y, mucho más, juzgar con intolerancia y prepotencia a dicha institución -la más representativa e histórica de nuestro territorio- como ilegítima. Señores ciudadanos, ustedes conocen que no cabe legitimidad sin legalidad y que no hay legalidad sin legitimidad. Ambas van unidas. Y los junteros y junteras de esta Cámara son los representantes legales y legítimos de los ciudadanos y ciudadanas de Gipuzkoa y realizan su trabajo con un desempeño de la política basado en la voz y la palabra, sin violencia, sin justificar la violencia, sin ampararla; trabajando con mayor o menor acierto, pero con pasión y respeto del derecho a la vida, la libertad, el progreso y el bienestar de la ciudadanía democrática.
Señores ciudadanos, la convivencia pacífica, democrática y normalizada en Euskadi requiere que se respete el derecho a la vida y la libertad, conforme a los principios democráticos y a los derechos fundamentales de las personas. Dicha convivencia requiere, asimismo, y como recogen las Convenciones internacionales y también la Convención Europea de Derechos Humanos, que se den organizaciones políticas que promuevan el ejercicio pacífico de la política y que, en ningún caso, dichas organizaciones políticas puedan incitar a la violencia o proponer proyectos políticos que no respeten una o varias de las reglas de la democracia o que busquen la destrucción de la misma, desconociendo los derechos y las libertades que el sistema democrático reconoce. Por otro lado, señores ciudadanos, yo quiero denunciar el silencio que ustedes hacen sobre la persecución y eliminación que ETA hace de la ciudadanía vasca: de los últimos asesinados en los dos años de legislatura (Isaías Carrasco Miguel, Luis Conde de la Cruz, Juan Manuel Piñuel, Inaxio Uria Altuna y Eduardo Puelles García), así como de todas las víctimas del terrorismo, pero también de los acosados, de los lesionados, de los desaparecidos de la violencia terrorista -y, dentro de éstos, citaré aquellos que fueron privados de libertad mediante el secuestro: ciudadanos como Ortega Lara o Miguel Ángel Blanco, pero también que fueron ocultados para siempre con el manto de silencio de la muerte y la oscuridad como Humberto Fouz, Fernando Quiroga Veiga, Jorge García Carneiro y Eduardo Moreno Bergaretxe, «Pertur»-.
Señores ciudadanos, en ningún momento de mi discurso les acusé a ustedes de fanatismo. En mi discurso hablé de fanatismo cuando me refería a todos aquellos que defienden y practican la pena de muerte frente a ciudadanos y ciudadanas. Por tanto, yo no les llamé a ustedes fanáticos salvo que se incluyan dentro de ese grupo de ciudadanos que defienden la pena de muerte contra sus vecinos o que se incluyan en aquellas personas que amparan y justifican que se elimine con el coche bomba o con el tiro en la nuca al adversario político o a otros que se enfrentan al ideario totalitario de ETA. Entiendo que no puede ser posible que ustedes defiendan la pena de muerte o ustedes amparen o defiendan la dictadura de muerte de ETA. ¿O sí?, si no, ¿por qué se sintieron aludidos?