GARA > Idatzia > > Mundua

China afronta críticas del mundo musulmán por la crisis en Xinjiang

El Gobierno chino ha salido al paso de las tímidas pero crecientes críticas de los países musulmanes, con la mayoría de los cuales mantiene una alianza histórica forjada durante la descolonización y el posterior movimiento de los No Alineados. Paralelamente, la sección de Al Qaeda en el Magreb ha amenazado con considerar objetivos los intereses chinos, cada vez más presentes en el continente africano.
p017_f01_148x104.jpg

GARA |

El Gobierno chino exhortó ayer al mundo musulmán a «reconocer la verdadera naturaleza» de los sucesos en Urumqi mientras crecen las protestas e incluso las amenazas de organizaciones islamistas.

El portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Qin Gang, negó que los enfrentamientos en el Turquestán Oriental (Xinjiang) tengan su origen «en un conflicto de religiones» y los presentó como un intento de «sabotear a China y a su unidad étnica. Han sido orquestados por tres fuerzas, el terrorismo, el extremismo religioso y el separatismo desde el interior y fuera de China», insistió Qin.

Beijing trata así de salir al paso de las crecientes críticas por la suerte de la etnia uigur por parte de gobiernos de países musulmanes y de organizaciones islamistas, civiles e incluso armadas.

En una clave tan étnica como religiosa -los uigures pertenecen a la etnia turcomana- y presionado por la opinión pública, el primer ministro turco, Recep Tayip Erdogan, calificó la situación como «una especie de genocidio» contra los uigures.

Qin señaló ayer que «nadie puede hablar de genocidio étnico» y presentó como prueba la demografía. «En 1949 -nacimiento de la República Popular China- los uigures eran 3,29 millones y hoy suman alrededor de 10 millones, tres veces más que hace 60 años. ¿Dónde está el genocidio?», preguntó.

Al Qaeda del Magreb

Responsables religiosos iraníes urgieron al mundo musulmán a condenar a China por la «horrible» supresión de los derechos de los uigures. Islamistas indonesios han hecho un llamamiento a la yihad contra China.

En su edición de ayer, el diario «South China Morning Street» publicó un informe de la inteligencia británica según el cuál la sección de Al Qaeda en el Magreb habría amenazado con convertir en objetivos a los chinos presentes en el norte de África. Es la primera vez que Al Qaeda explicita una amenaza de este tipo, que, auguran los expertos, irá seguida de advertencias similares por otros grupos en la órbita de la red.

50.000 chinos, sólo en Argelia

Cientos de miles de chinos trabajan en Oriente Medio y en el norte del Continente Negro, sólo en Argelia 50.000 y han sido ocasionalmente objeto de secuestros y ataques, aunque las inversiones chinas no habían sido convertidas en objetivo prioritario del islamismo armado.

El portavoz chino de Exteriores señaló que «seguimos la situación de cerca». «El Gobierno chino se opone al terrorismo bajo todas sus formas», insistió en un intento de equiparar esas amenazas con la lucha del pueblo uigur por su libertad. Al margen de amenazas, lo que preocupa a Beijing es el efecto de esta crisis en su alianza con el mundo musulmán. Una alianza surgida en los tiempos de la descolonización y del movimiento de los países no alineados. Así, China y la mayoría de los países musulmanes han mantenido durante las últimas décadas una relación fluida, patente en la condena de Beijing de la invasión de Irak en 2003.

China reconoce a la Autoridad Palestina el estatus de estado independiente, mientras que no mantuvo lazos diplomáticos con Israel hasta 1992. Es, además, uno de los principales compradores de petróleo de países como Irán, Irak, Nigeria o Sudán, donde tiene inversiones millonarias y explota yacimientos de crudo.

Organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional venían ya denunciando la presión del Gobierno chino contra la práctica del islam.

La etnia musulmana más numerosa en China son los hui, repartidos por todo el país, seguida por uigures, kazajos, kirguizos, tataros, uzbecos, dongxiang y salar, asentados principalmente en el noroeste del país, en zonas de la antigua Ruta de la Seda.

Los uigures esperan que la crisis les saque del olvido mundial

Como muchos de sus compatriotas uigures, Anwar, un empresario de esta etnia, espera que la crisis sirva al menos para que el mundo conozca los sufrimientos de su comunidad y actúe en consecuencia.

En su pequeño apartamento de Urumqi, y tocado con el gorro tradicional, Anwar detalla, en voz baja pero llena de rabia, las restricciones a la libertad de religión y otras formas de opresión que sufre su pueblo, musulmán y turcófono.

«En toda mi vida, no he conocido una ocasión como ésta (...) Apelamos a EEUU y a la ONU a que vengan y constaten la situación», implora.

La evocación de la denuncia de la Organización de la Conferencia Islámica a China por su política en Xinjiang provoca una amplia sonrisa en el rostro de Anwar, cubierto por una poblada barba. «Éso está bien. Esperamos que el resto del mundo deje de ignorarnos», señala Anwar en lengua mandarín.

La portavoz del Congreso Mundial Uigur en el exilio, Rebiya Kadeer, no ha logrado hasta ahora ni una mínima parte del eco que cosecha entre los líderes occidentales el dalai lama, líder espiritual y feudal de los tibetanos.

No obstante, algunos analistas sostienen que la crisis servirá a Beijing para recrudecer la represión y la progresiva sinización del pueblo uigur.

Y no son pocos los uigures que no comparten el parco optimismo de Anwar y temen un recrudecimiento de su situación. Akbar, que pese a sus diplomas universitarios sigue sin lograr trabajo, señala que «hasta ahora era impensable que las cosas fueran a peor, pero creo que nos espera una larga mala época». GARA

URUMQI

La zona musulmana de Urumqi seguía ayer bajo estado policial y con las mezquitas y las tiendas cerradas. La prensa china asegura que los dos uigures muertos la víspera habían llamado a la yihad durante el rezo en una mezquita y que salieron de ella armados con cuchillos.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo