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Raimundo Fitero

Negligencia médica

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Creo que es la primera vez que se ve en una rueda de prensa con docenas de cámaras al director de un hospital asumir la responsabilidad plena por una negligencia médica. No alivia del dolor trágico a la familia, pero al menos nos coloca ante la asunción de una postura lógica, responsable y, por lo visto, muy sentida, muy interiorizada. Los detalles conocidos posteriormente nos sitúan ante otra realidad, ya que la joven enfermera de veintidós años que supuestamente incurrió en la negligencia estaba haciendo una suplencia, era su primer día de trabajo y, al parecer, no había estado nunca en una Unidad de Cuidados Intensivos de neonatos, con lo cual se acumulan los riesgos.

Visto el suceso desde otro punto de vista nos encontramos ante una tragedia de medidas inabarcables. El niño muerto por meterle en vena una alimentación que debía colocarse por la nariz, es el hijo de la primera persona fallecida en el Estado español a consecuencia de la gripe A, con lo cual el joven padre ha sufrido en apenas quince días dos golpes que pueden arruinar la vida al ser con más entereza. Una joven pareja que esperan ilusionados un niño y que la madre y el hijo salen del hospital cadáveres es una concentración de los peores designios, una jugada del destino que parece escrito por un rencoroso. Dos hachazos que tienen difícil recomposición y que tiene todos los visos de acabar en los tribunales en donde puede iniciarse algún proceso penal, que acabará con una compensación económica a la familia.

Sorprende la rapidez con la que el Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid ha salido a defender a la enfermera y al hospital. Con la prudencia debida es lo que le corresponde, pero como se trata del mismo personaje que tanto hizo para acabar con el nombre y la carrera profesional de los médicos del hospital de Getafe, nos entran todas las sospechas. La malísima gestión, la aplicación de criterios neoliberales en la gestión de la sanidad pública para potenciar la privada coloca al personal al borde de un estrés añadido, de una falta de previsión donde pueden suceder accidentes negligentes como el acontecido. Se está curando en salud.

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