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Encuentro a tres bandas en Moscú sobre el estatus de Nagorno Karabaj

Los presidentes de Rusia, Armenia y Azerbaiyán prosiguieron ayer en Moscú las consultas para tratar de buscar una solución al conflicto de Nagorno Karabaj. Aunque Moscú calificó el encuentro de «muy constructivo», lo cierto es que no arrojó ningún resultado concreto. Aún así, el mandatario ruso se ha mostrado esperanzado. «Este es uno de esos conflictos cuya solución se encuentra en fase avanzada. No se necesitarán varias décadas», manifestó.
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El presidente ruso, Dmitri Medvedev, afirmó que el encuentro que mantuvo en un restaurante de Moscú con sus homólogos armenio, Serge Sargsián, y azerí, Ilham Alíev, para buscar una salida al conflicto de Nagorno Karabaj fue «muy constructivo», aunque no se tradujo en resultados concretos. Según Serguei Prikhodko, asesor del Kremlin, «Medvedev confirmó la buena voluntad de Rusia de seguir haciendo esfuerzos para encontrar una decisión que sea mutuamente aceptable para el arreglo del conflicto», que enfrenta a ambos países desde 1988.

El de ayer es el cuarto encuentro de este tipo que se realiza desde noviembre de 2008 bajo la mediación del presidente ruso. El enfrentamiento armado entre Georgia y Rusia en agosto de 2008 por Osetia del Sur reactivó el interés por este conflicto y buscar una salida. La presión internacional también se ha acentuado. Estados Unidos, Rusia y el Estado francés, reunidos en el Grupo de Minsk, instaron a Armenia y Azerbaiyán a alcanzar un acuerdo.

La guerra por el control de Nagorno Karabaj, territorio situado en Azerbaiyán pero poblado mayoritariamente por armenios, provocó 30.000 muertos entre 1988 y 1994 y cientos de miles de refugiados. Aunque ese año se firmó un alto el fuego, ni Bakú ni Erevan se pusieron de acuerdo sobre el estatuto de este territorio, que autoproclamó su independencia, no reconocida por la ONU.

Mientras Azerbaiyán desea recuperar la soberanía sobre Nagorno Karabaj, Armenia, que lo controla de facto, defiende su derecho de autodeterminación.

Sus habitantes miran con recelo los últimos movimientos diplomáticos. «La presión de la comunidad internacional es enorme y el presidente Serge Sargsián sabe el precio que tuvimos que pagar para deshacernos del yugo azerí. Estoy seguro de que no firmarán nada porque pondrán en duda nuestra independencia», exclamó a AFP Archavir Sarkissian, un pensionista de 68 años que participó en la guerra. 15 años después, ya no quedan señales de la contienda bélica en Stepanakert, la capital de esta república de 150.000 habitantes, donde se han construido nuevas escuelas, hospitales y carreteras.

Sin embargo, jóvenes como Varoujan Akopian, que tenía cuatro años cuando estalló la guerra, guardan un doloroso recuerdo. «Me acuerdo muy bien de cómo era nuestra vida en las bodegas donde nos refugiábamos de los bombardeos. Los mediadores internacionales no comprenden que no es posible aceptar el destino que se nos quiere imponer. ¿Cómo pueden convertirnos en ciudadanos de un país -en alusión a Azerbaiyán-que nos odia?», pregunta.

Para Nariné Balaïen, profesora de Historia, los dirigentes de Nagorno deberían de participar en las negociaciones. «No pueden firmar un documento sobre nuestro estatus en Moscú o en cualquier otro lugar sin nuestra participación», remarca.

innegociable

El líder de Nagorno Karabaj, Bako Saakián, aseguró que la independencia es innegociable. «Nuestra postura es firme y sigue siendo invariable: la independencia de la República de Nagorno Karabaj es un hecho consumado y no es objeto de discusión».

amenaza

El presidente de Azerbaiyán, Ilham Alíev, amenazó recientemente con recurrir a la fuerza militar para recuperar este territorio, al tiempo que aseguró que el derecho internacional respalda a Bakú.

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