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«Okana» es recordado en su Ondarroa natal como ejemplo de compromiso político

Ondarroa homenajeó ayer la trayectoria de sacrificio del refugiado José Antonio Otxoantesana Okana, que partió de la villa marinera vizcaina al exilio en 1979 y cuyas cenizas se mezclaron con el mar que tanto añoraba en México, donde falleció el 27 de junio. Un acto político en la Alameda ondarrutarra sirvió para recordar su trayectoria vital de compromiso con Euskal Herria y la persecución que él y otros han sufrido y sufren, citando expresamente el caso de Jon Anza.

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Agustín GOIKOETXEA |

Tres décadas después de que, con 27 años, se viese obligado a exiliarse al otro lado del Bidasoa y una semana de que sus restos arribasen desde la localidad mexicana de Mazatlán, donde falleció a causa de un derrame cerebral, la Alameda de Ondarroa acogió un acto en favor de los derechos de los refugiados vascos. Trescientas personas participaron en la movilización en la que se glosó la figura de José Antonio Otxoantesana, desde su participación en la creación del grupo de dantza Krexala hasta su huida a Ipar Euskal Herria, de donde partió a México por temor a la guerra sucia.

Fue un acto emotivo, en el que los más veteranos recordaron los avatares de la vida de Okana, como era conocido por sus amigos, y los jóvenes rindieron homenaje a su compromiso con los derechos políticos y sociales de Euskal Herria. Su decisión de partir a tierras americanas, a raíz de la guerra sucia impulsada por el Gobierno del PSOE en la década de los 80, dio pie a la reflexión de representantes del colectivo de exiliados y del movimiento pro amnistía.

Entre las alocuciones de más marcado carácter político, hubo tiempo para una ofrenda floral ante una fotografía de Otxoantesana, un respetuoso agurra y el cariñoso abrazo a sus familiares repartidos a ambos lados del océano. La primera intervención corrió a cargo de Anjel Alkalde, en nombre del colectivo de refugiados políticos vascos, que la inició resaltando el compromiso de Okana por la libertad del país, en las calles de Ondarroa, en Ipar Euskal Herria y en México finalmente, que no le libraron del paso por el cuartel de la Guardia Civil y la cárcel.

La guerra sucia fue otro de los episodios destacados por Alkalde, que incidió en que el exiliado ondarrutarra no olvidó su compromiso político ya en tierras mexicanas. Ante el «chantaje» y las «agresiones» de los estados francés y español, «frente a la imposición, siempre miraste adelante», añadió el ex preso y ex refugiado jarrillero para darle las gracias.

No todo fueron reflexiones acerca del perfil militante de José Antonio Otxoantesana, también sus amigos, aquellos que dejó en Ondarroa y mantuvieron su vínculo a pesar de los 30 duros años de exilio, subieron al escenario para dar las gracias a la esposa de Okana y sus seres más queridos.

A continuación, un representante del movimiento pro amnistía dió un sentido abrazo a los allegados de Otxoantesana en México y Euskal Herria. Luego, remarcó que a lo largo de la historia han sido miles las personas obligadas a huir por motivos políticos, «y hoy, en el siglo XXI, son numerosos los ciudadanos vascos que aún huyen».

Subrayó el «tremendo» trance que ha supuesto para todos ellos abandonar, contra su voluntad, su pueblo, su familia, su trabajo, su entorno más cercano para huir y, en consecuencia, empezar una nueva vida. Aclaró que la marcha al exilio viene justificada «por que en Euskal Herria la tortura es el pan de todos los días y aquí entrar en prisión es fácil, pero salir no». Aunque su marcha, apostilló, no supone escapar a la represión del Gobierno español ni en tierra vasca ni lejos de ella.

Persecución sin fronteras

En este contexto, citó las detenciones de refugiados políticos vascos en Irlanda, Venezuela y Lapurdi. «La caza de brujas del Gobierno español contra los exiliados sigue sin tener en cuenta fronteras geográficas, y para ello se buscan alianzas represivas con gobiernos diferentes a lo largo del mundo», apuntó ante los congregados en el homenaje a Okana, en el que también se recordó a otro refugiado muerto fuera de su pueblo, Kepa Arizmendi. Este elizondarra falleció en su casa de Baiona el 8 de junio a causa de otro derrame cerebral.

Desde el movimiento pro amnistía resaltaron que «el estado de persecución permanente, además de vivir lejos, influye en su salud. En estas condiciones, viven cientos de refugiados dentro y fuera de Euskal Herria».

Al recordar esta situación no se olvidó de citar la desaparición hace ya tres meses del ex preso y refugiado donostiarra Jon Anza, que le llevó a preguntar por su paradero y la razón de que no aparezca.

«Euskal Herria tiene un conflicto político, y el ejemplo claro de ese conflicto político son los refugiados políticos repartidos por el mundo. Aunque tuvieron que huir de sus pueblos -manifestó- y los aman, han logrado integrarse en otros pueblos del mundo donde se conoce que son refugiados políticos». A quienes les acogen, les dieron las gracias. Concluyó su alocución dejando claro que lucharán por el regreso de todos los exiliados a través de la solución democrática del conflicto político.

Anza y arizmendi

En el acto político de la Alameda ondarrutarra se recordó al exiliado Kepa Arizmendi, que falleció el 8 de junio en su casa de Baiona de un derrame cerebral. Además, se volvió a preguntar por el paradero de Jon Anza.

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