El encuentro entre los representantes del Gobierno de Lakua, de las diputaciones y de los ayuntamientos de la CAV celebrado ayer para abordar las dificultades presupuestarias de las administraciones públicas se quedó en simple reunión. Nadie volvió a utilizar el término «cumbre» para hablar de la cita en Gasteiz, después de que se constatase la ausencia del lehendakari y de los tres diputados generales. Pero, dejando la polémica protocolaria a un lado, los contenidos de esa reunión giraron en torno a lo previsto, la cuadratura que los dirigentes políticos tratan de encontrar al círculo del serio aprieto presupuestario en que se encuentran: cómo hacer frente a los compromisos de gestión con la escasez de recursos que han provocado las espectaculares caídas de recaudación tributaria a causa de la crisis.

Hablan de acción concertada y planteamientos globales, de sacrificio por parte de todos y de generosidad para apretarse el cinturón. Ni una línea de autocrítica. Como si la delicada situación nada tuviera que ver con su gestión, como si la caída de los ingresos no estuviese relacionada con su política tributaria, ésa que ha perdonado cientos de millones a la clase empresarial a través del Impuesto de Sociedades, como ayer denunció ELA. Pero no rectifican. Prefieren seguir exprimiendo a los de siempre.