Sara Ibañez Ortega Meatzaldea
Los «daños colaterales» de convivir con Petronor
El humo negro sale por la chimenea más alta de Petronor, nos sorprende la intensidad y la duración, mayor de lo habitual, son las 6 de la tarde. Media hora después, el «mechero» cercano al puente de la autopista echa llamaradas y una densa humareda negra, impulsada por el viento norte, invade nuestras calles. Llamamos al 112 y a Petronor que, tras varios cortes de comunicación, nos dice que no hay riesgo explosivo... El Ayuntamiento no tiene ninguna notificación oficial por parte de la empresa. Mientras tanto, nuestra vida sigue igual, mirando, mientras anochece, la columna de humo perderse en el cielo.
Según dice la empresa en la prensa fue un fallo de las calderas y «no tuvieron más remedio que expulsar los gases» y nosotros no tuvimos más remedio que respirarlos y aguantar, sin ningún tipo de información, sin saber qué hacer durante horas.
Es un sinvivir continuo, los vecinos de san Julián tienen un registro meticuloso de todos los incidentes que han enviado a todos los organismos competentes. ¿Quién garantiza nuestra seguridad y nuestra salud? Petronor sigue funcionando e incluso ampliando sus instalaciones (fábrica de coque) con una autorización ambiental condicionada al cumplimiento de una serie de condiciones en un plazo de 6 meses ( noviembre 2008), que no consta oficialmente que se hayan cumplido.