Olaso
Víscera
El disparate, de la mano de la Ertzaintza que dirige Ares, aumenta cada día que pasa. Arrancar pancartas con fotos de ciudadanos vascos es tan ilegítimo como apalear a un joven por preguntar en alta voz por el paradero de otro ciudadano, Jon Anza. La visceralidad en la actuación policial habla por sí misma. No hay soporte legal. Hay ganas, muchas ganas.