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El PS francés continúa su descenso imparable a los infiernos

Cécile FEUILLÂTRE |

Ajuste de cuentas, choque de egos y ausencia cruel de proyecto: el Partido Socialista francés, cuya líder Martine Aubry ha sido duramente cuestionada ocho meses después de su elección, continúa su descenso imparable a los infiernos, bajo la mirada irónica de la derecha, mayoría en el poder.

«El Partido Socialista ha muerto», proclamó el filósofo Bernard-Henri Lévy, situado en la izquierda. «Se ha convertido en un árbol seco», se lamenta el antiguo ministro de Cultura Jack Lang. Es preciso «cambiar o morir», proclama en un artículo publicado en «The Financial Times» el diputado díscolo Manuel Valls, quien ha provocado la última crisis, hasta la fecha, en el PS.

Tras el fiasco de las elecciones europeas en junio, en las que el PS obtuvo menos del 17% de los votos -muy por detrás del partido presidencial, la UMP, y seguido de cerca por los ecologistas-, Aubry prometió «cambiar el rumbo» y llamó a realizar «una profunda renovación».

Pero la primera secretaria del PS, elegida in extremis en noviembre de 2008 con apenas cien votos más que su rival, Ségolène Royal, se encontraba ayer más contestada que nunca y apenas podía imponer su autoridad.

Rebelión de Valls

Tras reconciliarse de mala manera con Royal, Aubry se enfrenta a partir de ahora a la rebelión de un cuadro del PS, el diputado-alcalde Manuel Valls, que no oculta sus ambiciones presidenciales y que quiere «reinventar» el partido.

Aubry advirtió recientemente a Valls que abandonase sus críticas o que dejase el partido, pero éste ha ignorado totalmente su aviso.

Ayer publicó un artículo en «The Financial Times» en el que acusaba a la izquierda de tener «una visión desfasada del mundo» e hizo de nuevo un llamamiento al PS a cambiar de nombre, ya que a su juicio la palabra «socialismo» ya no tiene vigencia.

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