Primera etapa vasca en el Tour desde 2003
Un maillot, el mejor recuerdo de diez Tours
José Luis Arrieta ha vivido feliz el liderato de su compañero de habitación Rinaldo Nocentini. Piensa que es su último Tour y un maillot amarillo de su amigo es el mejor recuerdo posible.
Joseba ITURRIA
El Ag2R dejaba ayer Suiza con la satisfacción de los ocho maillots amarillos que duermen en la habitación de Rinaldo Nocentini y José Luis Arrieta, compañeros inseparables a los que sólo ha separado el liderato. El equipo premió al italiano con la presencia de su mujer Manola mientras mantuviera el amarillo y han estado juntos desde la jornada de descanso de Limoges a la de Verbier.
Una semana que para Nocentini ha sido «la mejor de mi carrera. Para todo corredor es un sueño llevar el maillot amarillo, lo he llevado ocho días en mi debut en la prueba y es un sueño que se realiza». Una semana que no le ha hecho cambiar: «Mi vida deportiva sí ha cambiado, pero no mi vida normal». Nada tiene que ver con el modelo de italiano gallo de fuerte carácter que ronda con la chulería: «A mí no me gusta ser así. Soy una persona tranquila, me gusta estar bien en compañía y en la vida no tenemos que buscar problemas y por eso para mí sonreír es una cosa habitual».
Así atiende a GARA en compañía de José Luis Arrieta y no tiene problemas en volver a ir a la habitación para bajar un maillot para la fotografía sin perder en ningún momento la sonrisa de sus labios y la mirada limpia que trasmiten sus ojos azules. El navarro destaca la valía humana de su compañero y está tan contento como él de su éxito: «Desde que vino, siempre ha pedido estar conmigo en la habitación, la mayoría de las carreras estamos juntos. Es muy abierto, simpático y resulta fácil convivir con él. Y viendo el carácter, es bonito que a su edad y en su primer Tour, con la ilusión con la que llega, logre lo que ha logrado. No venía con la intención de ser líder sino de trabajar. Pero la escapada le ha servido para ponerse de líder y cuando ves a un currela como tú vestido de amarillo te alegra más. En el equipo están muy contentos. Si lo quieres hacer así para lanzar el nuevo logotipo de nuestra marca y los nuevos colores, no puedes elegir mejor momento y fecha. Sabes que no puedes ganar el Tour, pero estar ocho días de amarillo... Mejor es casi imposible».
Trabajar para el líder en las grandes
Para un gregario ejemplar como Arrieta no hay nada mejor que trabajar para un líder. Lo hizo para Indurain en el Giro que ganó en el 93, para Zulle en la Vuelta y con Dessel un día y Nocentini ocho en el Tour. «El liderato te lleva a controlar, sobre todo nos tocaba a Riblon, Mondory, Dessel y a mí, para llevar las escapadas a tres o cuatro minutos a la espera de que trabajaran los equipos de los sprinters. El sábado nos tocó ponernos a todos porque a Astana le bastaba con que Hincapie cogiera el maillot con un minuto y medio. Sabíamos que sólo iba a ser un día más, pero echamos el resto porque no es una prenda que puedes coger cuando quieras en un equipo como éste. Y lo logramos por cinco segundos. Cayó de nuestro lado la suerte que te falta otras veces». Como en Andorra, por seis segundos.
Su buen Tour llega tras una gran Dauphiné y, en lo que queda de temporada, descansará la próxima semana, correrá la Clásica de Donostia y la Vuelta. Sabe que seguirá un año más en Ag2R, pero no se ve en el próximo Tour: «Llevo 17 años de profesional y éste es mi décimo Tour. En principio será el último. Siempre he dicho que quería hacer diez y ya está, aunque nunca sabes. Eres importante cuando aportas algo, si llegas y no estás en condiciones no lo eres. Puedes tener buena visión de carrera, pero si no estás bien...».
Y el mejor recuerdo de un último Tour sería uno de los ocho maillots de Nocentini. «Quería tener para cada compañero uno de los leones que dan con el maillot, pero le ha faltado uno. Quedarme con un maillot sería un bonito recuerdo. Queda una semana y el sábado habrá tiempo para hablar de los maillots y lo que sea sin meterle presión». No tendrá problemas para conseguirlo porque la relación entre ellos no puede ser mejor: «Es alegre, abierto y a la vez es muy humilde. Como yo, es de familia de muchos hermanos y el valor del compañerismo lo tiene muy presente».
Nocentini también sólo tiene buenas palabras para el navarro: «Siempre estamos en la misma habitación, es como mejor nos encontramos. Para mí es un placer estar con él porque tiene mucha experiencia y es muy importante. Ha hecho un gran trabajo para mí. Tengo que estar agradecido a él y a todo el equipo. No me imaginaba vivir una semana como ésta. Todos se han puesto a mi disposición y han hecho un gran trabajo».
Disputar la general en el futuro
Se le ve agradecido y con la moral alta. Antes de la etapa decía que «si en mi primer Tour me he visto en condiciones de hacer un buen puesto en la general, después de lo que he demostrado quiero mejorar el año próximo. Quiero prepararlo mejor aún y lograr una buena general». Destacaba que en Verbier «he perdido muy poco tiempo si quitamos a Contador, que estuvo muy fuerte. Con los demás no perdí tanto. Por eso quiero hacerlo bien y acabar entre los diez primeros», objetivo que se le complicó ayer al perder tres minutos.
En cualquier caso nunca olvidará su primer Tour. No es normal que un corredor de su calidad tarde 31 años en conocerlo, «pero normalmente hago fuerte el inicio de la temporada, y al ser italiano después tenía que hacer el Giro. No puedes hacer eso y el Tour. Lo mejor es lo de este año, empezar fuerte hasta Lieja, después recuperar y empezar a preparar el Tour. Soy un corredor de carreras de un día, pero pienso que si preparo bien una grande como el Tour puedo hacerlo bien».
Tenía contrato para el próximo año firmado en el 2008 y está encantado en Ag2R, donde espera seguir «el mayor tiempo posible porque me encuentro bien». Ha encontrado el ambiente en el que confirmar lo apuntado en los Mundiales juniors, fue tercero, o en categoría sub'23, plata en un podio italiano de lujo con Basso, ganador, y Di Luca, tercero: «Entonces tenía una mentalidad ganadora, pero en Mapei siempre debía trabajar para los demás y no fue fácil para mí. Por fortuna poco a poco he remontado. Fue pasar de un grande como Fassa Bartolo a equipos pequeños, pero todo ha ido bien y espero mejorar en el futuro», dice el corredor italiano.
Un Nocentini que se despide con su sonrisa recordando que le encanta ir a correr a Euskal Herria, donde ganó en Lizarra hace dos años... Y a comer. Aún saborea la carne que comió en la última etapa de la Euskal Herriko Itzulia: «Estaba increíble, muy buena». Arrieta apunta que «cada vez que viene a nuestra tierra le gusta el txuleton, como a los italianos, y la cuajada. Siempre elige País Vasco y la Miguel Indurain. En mi casa no ha estado nunca, pero tras la Clásica, si le toca algún criterium cerca, igual tiene que quedarse algunos días».