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Iñaki Soto Licenciado en Filosofía

Tijeras, papel o vinilo

En el juego de niños, la tijera se come al papel. En la vida adulta, tan real como los juegos de niñez, los periódicos están siendo devorados por recortes de todo tipo. La crisis de la prensa escrita es, en mi opinión, estructural y anterior a la crisis económica general. Tanto el oficio, como el modelo tecnológico como el modelo de negocio en sí están en crisis desde hace más de un lustro.

Pero, sin duda, la hecatombe económica general afectó a la particular. Los grandes medios no han hecho su trabajo, o mejor dicho, han considerado que su labor consistía en ganar todo el dinero posible sin necesidad de reinvertir, siempre en aras a un crecimiento que pivota sobre elementos ajenos a la labor periodística. Un crecimiento basado en una visión especulativa y financiera (O tempora, o mores!). Los medios pequeños e independientes han sido víctimas de esa inercia, además de los errores propios que hayamos podido cometer. Así las cosas, la necesaria reconversión de la prensa pudo ser más progresiva, pero ahora no puede dejar de ser traumática. La pérdida de miles de puestos de trabajo en el sector en todo el mundo es el síntoma más evidente de esta realidad. Quienes quieran datos pueden visitar www.newspaperdeathwatch.com.

Uno de los debates de moda es el relativo a la supervivencia del papel. Es posible que el papel fenezca, de la misma manera que murió el vinilo hace menos de dos décadas, víctima entre otras cosas de un cambio tecnológico. También es posible que el papel resucite de la misma manera que lo está haciendo ahora el LP, como objeto de lujo más que como artículo de consumo obligado. Es parte del escenario sobre el que deben de tomarse las decisiones que modificarán la prensa tal y como la hemos conocido. Un escenario en el que los elementos culturales tienen tanta importancia como los tecnológicos. Si en el ámbito de la tecnología es necesario adaptarse a ella y adaptarla a nuestra realidad, en el caso de la cultura es parte de nuestra labor conservarla, crearla y reinventarla. En este contexto, es importante mimar la pluma al manchar el papel que nos queda, intentar guardar las tijeras para ejercicios creativos de papiroflexia y, sobre todo, no echar piedras a nuestro propio tejado ni monedas al del adversario. El giradiscos de la realidad sigue dando vueltas y hay que ecualizar bien para filtrar tanto ruido.

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