N ació el 31 de octubre de 1958 en Annecy y pocas personas conocen como ella los 40 kilómetros que rodean el lago que ayer fue epicentro de la crono del Tour. Aunque dejó Annecy para vivir en Saint Gervais y ahora reside en Grenoble, los fines de semana y los veranos iba al Lago y en esa carretera todos los años se disputa en octubre una crono que ha corrido muchas veces. Hace días la realizó para ilustrar un reportaje que aparecía ayer en el diario Dauphiné. Además, durante el Tour escribe en Le Parisien tras haber ganado su 56º título francés al batir a la bretona y compañera de equipo, Edwige Pitel, de 42 años.

Ha logrado más de mil triunfos en su carrera y en los Juegos de Beijing del 2008 se quedó a un segundo de la medalla de bronce. No descarta competir en Londres en el 2012, casi con 54. Serían sus octavos Juegos, porque ha participado en todos desde 1984 tras abandonar en el esquí, donde destacaba, y centrarse en el ciclismo. Ha ganado 56 títulos de Francia -el primero en ruta en 1979 y el último contrarreloj este año-, 13 campeonatos del mundo (cinco en ruta, cuatro contrarreloj y cuatro en pista), posee un título de Europa, tres Tours, 38 récords del mundo, y cuatro medallas olímpicas: un oro de ruta en 1996; dos platas, crono en 1996 y ruta en 1992, y bronce en la crono del 2000.

Las claves para ser competitiva

Al explicar ayer a GARA las claves de su longevidad, dice que «con la edad hago muchas menos carreras y no corro vueltas. Antes se corría el Tour con quince etapas y subidas a grandes puertos. Ahora me preparo para carreras de un día. No tengo la misma motivación. Antes sólo corría para ganar. Ahora es más difícil porque se va muy rápido, hay mucha gente y muchas caídas, es parecido a los hombres. Para correr a esta edad es muy importante todo lo que haces, estar bien con tu cuerpo, es clave vivir en un ambiente natural bueno que me rodea, la alimentación y, sobre todo, la calidad del entrenamiento y el material para lograr buenos resultados».

Señala que «pienso mucho en la edad, pero cuando se toma la salida en una prueba no se puede pensar en eso. Si no, es mejor no salir». Compite con chavalas que podían ser sus hijas: «Hay algunas que no me quieren, les molesta que compita con ellas y no desean que esté aquí, y otras me respetan. En Francia no gusta la gente de 40 años en el trabajo. Dicen que eres muy vieja».

Y considera clave su «carácter. Es necesario. En la vida no hay nada fácil. Hay un día de buen tiempo por diez de malo. Hay gente en el ciclismo que no me quiere porque tengo mucho carácter y digo lo que pienso, pero perdono mucho. Cuando eres mujer tienes que ganarte todo, nada está hecho. Para el ciclismo, si no tienes ayuda, no puedes seguir adelante. Un hombre tiene sus clubes, sus equipos en los que todo está organizado. Para una mujer nada está hecho. Debes luchar todo el tiempo y sola no se puede».

Por eso ha sido clave su marido, manager y entrenador, Patrice Ciprelli, antiguo esquiador que entrena a esquiadoras y ayuda a otras ciclistas: «Es mi entrenador y además es un buscador constante para mejorar en el entrenamiento. Es muy competente. Además hemos intentado no hacer cosas muy repetitivas. Este año por vez primera hemos corrido en Estados Unidos, en Boston. Fui una semana. Es buscar la aventura, cambiar, no hacer todos los años lo mismo».

Se puede comparar su caso con el de Armstrong, aunque ella recuerda que «no es lo mismo porque yo he sido campeona olímpica a su edad. No pienso que sea muy viejo para el ciclismo. Con esa edad se puede competir bien. A los 35 se está muy fuerte. Además, es muy profesional en lo que hace. Ha tenido mala fama porque no ha dedicado tiempo a hacer entrevistas o estar con la gente, pero cuando tienes el amarillo no se puede perder un minuto de recuperación. Además con la edad te conviertes en más humano, más sabio... En mi caso es igual, valoras más la importancia de las cosas».

No se plantea una edad para retirarse: «Vivo el día a día. Físicamente me veo bien, pero en las carreras hay mucha gente, muchas caídas, tienes que estar en tensión permanente para colocarte. No hay respeto, se hacen muchas maniobras peligrosas y eso me pone nerviosa y no me gusta».

Al margen del ciclismo, Longo se dedica a trasmitir a través de los libros que escribe o de las charlas que ofrece los secretos que ha seguido para tener su nivel de vida a su edad: «He participado en la creación de una marca de componentes nutricionales, Vital, que publicito en mi maillot. Además me gusta escribir libros y he participado en encuentros y debates para ayudar al resto de las personas a vivir mejor». Ve fundamental vivir en los ambientes naturales privilegiados en los que ella ha crecido y «me interesa mucho conocer la vida de la gente, lo que hacen, lo que comen, para enseñarles otras cosas que les pueden ayudar a estar mejor. Quizás un problema físico o una inflamación puede ser corregida con un comportamiento en la vida diferente, con otra alimentación o al cambiar alguna posición».