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«No me imagino a un Athletic diferente al que conocemos»

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Joseba ETXEBERRIA

Capitán del Athletic

El principio del fin ha llegado para Joseba Etxeberria. Hace quince años llegó a Bilbo, en un recorrido por la A-8 repleto de polémica; el próximo verano colgará las botas y tampoco faltarán los flashes. No en vano, San Mamés despedirá al que se ha acabado convirtiendo en uno de sus mitos. Hasta entonces quiere exprimir al máximo una temporada que afronta «con más ilusión que nunca».

Amaia U. LASAGABASTER |

Catorce años separan al Joseba Etxeberria que llegó a Lezama, todavía menor de edad y rodeado de flashes, del que nos recibió ayer en el mismo escenario. Tres lustros en los que «han cambiado muchas cosas» en el fútbol, en el Athletic y también para el propio jugador. Aunque hay un aspecto, subraya, en el que la temporada de su debut y la de su despedida no se diferencian en lo más mínimo. «Sigo disfrutando del fútbol al máximo».

No ha elegido una mala temporada para despedirse.

Desde luego, la mejor. Desde el principio tenemos cosas interesantes en juego, con el regreso a Europa; en un par de semanas jugamos una final... No me puedo quejar.

¿Qué la haría perfecta?

Sobre todo, ganar algún título. Y la temporada pasada lo tuvimos tan cerca que hace que todos tengamos aún más ganas. Ojalá que ésta sea la definitiva.

Supongo que también querrá más minutos, después de haber perdido cierto protagonismo.

Lógicamente, la intención es la de participar al menos como lo hice en la primera vuelta. En la segunda jugué muy poco, pero este año esperemos que, teniendo en cuenta la exigencia de las tres competiciónes, el míster rote más a la gente.

Para alguien con una media de 35 partidos oficiales por año, ¿cuesta mucho asimilar las consecuencias del relevo generacional?

Los años y la trayectoria no son relevantes para eso porque el jugador siempre quiere jugar, sean cuales sean la edad y las circunstancias. Luego el entrenador decide y cuando no te elige a tí, te toca demostrarle en los entrenamientos que puedes tener un sitio.

Calidades al margen, los jóvenes llegan con empuje, poderío físico... Frente a eso, ¿qué argumentos puede esgrimir usted?

Creo que todo se resume en una cuestión de rendimiento y, al final, no hay una sola razón, sino un cúmulo de pequeñas cosas, que hacen que un jugador rinda. Yo intentaré estar a tope, que el míster vea que puedo ayudar al equipo.

Cuando mira a los Etxeita, Eneko, Muniain..., ¿ve algo del Joseba Etxeberria que llegó a Lezama?

Sí y no. Yo vine muy joven y con mucho revuelo de por medio. Ellos, en ese aspecto, pueden disponer de algo más de tiempo para evolucionar o de un camino un poco más tranquilo. Aunque al final, lo que tienen que hacer es disfrutar del fútbol porque de la misma manera que tú has elegido a este deporte, este deporte también te ha elegido a ti.

Eso suena a consejo. ¿Acostumbra a darlos o no le gusta ejercer de «abuelo cebolleta»?

No mucho, pero intentas compartir vivencias si crees que pueden echar una mano. Por ejemplo, cuando jugamos la final de Copa, les decía que no pensaran que era algo fácil. Como salieron las cosas tan bien desde el principio, alguno podía pensar que no era algo tan difícil y en realidad lo es y mucho. Y puede que lo sea aún más de aquí en adelante porque, viendo cómo evoluciona la sociedad, hay muchos factores que hacen que cada vez sea más difícil competir con nuestra filosofía.

Filosofía de la que usted es un defensor a ultranza.

Sí. El Athletic es diferente por muchas cosas, pero sobre todo por su filosofía. Si algún año llega un candidato que quiere cambiarla y gana, no habrá que darle más vueltas, pero en ese sentido yo soy un romántico y no me imagino a un Athletic diferente al que conocemos.

No en ese aspecto, pero el Athletic, como el fútbol, sí habrá cambiado desde que llegó a Bilbo.

En muchas cosas. Siempre me llama la atención cómo ha crecido la repercusión mediática. A la gente le interesa el fútbol, que cada vez mueve más medios y cantidades más ingentes de dinero. También tiene cada vez más fuerza el marketing, hasta tal punto que me da la sensación de que se nos está yendo un poco de las manos. Parece que se piensa más en vender botas, camisetas y balones que en otras cuestiones. Curiosamente, yo estoy convencido de que las botas y balones de hace quince años eran bastante mejores que las de ahora.

El Athletic no está al margen de todos esos cambios porque somos diferentes en algunas cosas, pero no en todas. En ese sentido, creo que tenemos que reforzar nuestros valores porque, desde el punto de vista del deporte de élite que tiene el Athletic, aquí no vale ganar de cualquier manera. Hay que saber ganar y tener categoría.

Precisamente la pérdida de categoría, de clase, en algunas instancias es algo que han lamentado varios compañeros suyos.

Creo que el Athletic, en todas sus decisiones, para bien o para mal, tiene que tener el sello Athletic. Y, aunque no creo que sea conveniente debatir ciertas cuestiones públicamente porque la imagen del club se debilita, es verdad que muchas cosas no las hemos hecho así. Creo que hay que tener especial tacto con todo lo que se hace en torno a Lezama. Es verdad que tenemos que intentar tener los mejores jugadores vascos en nuestro equipo, pero las estadísticas dicen que el 80% del equipo será de Lezama y creo que muchas veces no se cuida lo que hay que cuidar esta casa.

Como capitán, le habrá tocado mediar en alguno de los conflictos. Es la parte menos grata del brazalete.

De la misma manera que uno está orgulloso de ser el capitán, sabe que no todo es un camino de rosas. Pero yo me siento muy orgulloso del equipo porque durante todos estos años, si en algún sitio no ha habido una fisura, ha sido en el vestuario.

A partir de junio, tendrá que quitarse el mono capitaneando a la familia. ¿Cuáles son sus planes?

Lo primero que quiero hacer es reciclarme del todo. Tengo claro que mi vínculo con el club acaba este año y quiero permanecer al menos un tiempo completamente al margen. Más adelante, mi intención es ser entrenador, pero no sé ni cómo, ni dónde podré empezar, porque si el mundo del futbolista es complicado, el del entrenador, ni te cuento.

Por cierto, ahora que ya ha llegado el momento, ¿ha empezado a arrepentirse de su decisión de renunciar al sueldo?

Al contrario, cada día estoy más convencido. Es una manera de agradecer todo lo que me ha dado este club, que ha cambiado totalmente mi vida y no sólo a nivel futbolístico.

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