Santiago Espot Presidente ejecutivo de Catalunya Acció
España no tiene quién la salve
Esta cosa llamada España está en fase terminal. Con la desestimación de la querella presentada por los legionarios de la fundación DENAES contra Esait y Catalunya Acció por la silbada de Mestalla parece como si hubiesen puesto el cartel de «liquidación total por cierre». Es sólo cuestión de tiempo. Ni la inquisitorial Audiencia Nacional tiene ánimos para salvar su orgullo patrio herido por las voces de miles de vascos y catalanes que abuchearon a su jefe de Estado y el corrrespondiente himno durante la final de Copa en Valencia.
Según indica el auto del juez, la libertad de expresión ampara la protesta de Mestalla. Algunos podrían pensar que al poder judicial español le ha dado un ataque de tolerancia y se ha homologado al de las democracias consolidadas. Ni mucho menos. En realidad, lo que pasa es que saben perfectamente que los procesos de independencia de Euskal Herria y Catalunya se encuentran en una fase en que un simple empujón puede acelerar el proceso secesionista de ambas naciones. Naturalmente, la admisión a trámite de una querella como la que pretendían hubiese sido una mecha demasiado peligrosa dadas las consecuencias políticas, estatales e internacionales que se derivarían. Los españoles, en los últimos tiempos y como que los «pronunciamientos» son imposibles, cuando ven que peligra de forma notoria «la unidad de la patria» sacan el disfraz de demócrata del armario para presentarse como los paladines del libre pensamiento. Pero ya sabemos bien que «aunque la mona se vista de seda, mona se queda», y su mentalidad política siempre será la de Franco o la de los GAL.
Para lo que sí ha servido la decisión del juez de la Audiencia Nacional es para tener claro que tenemos el camino despejado para desterrar para siempre de nuestros respectivos países la presencia acústica de la insoportable Marcha Real y la presencia física de los Borbones. Después de esto, la siguiente estación se llama «independencia». La nuestra ha sido una victoria elegante y en toda regla. Las armas han sido la determinación, la palabra, la protesta y las voces firmes de miles y miles de compatriotas. Así es como se ganan en el siglo XXI las batallas por la libertad de los pueblos.
Por otro lado, tenemos entendido que los sujetos de DENAES van a recurrir la no admisión de la querella. Pues muy bien. Pueden hacerlo 40.000 veces, tantas como silbidos se produjeron en Mestalla. Nosotros vamos a continuar en la misma línea y con más coraje aún si cabe. Estamos curtidos ya en estas luchas que tanto en Euskal Herria como en Catalunya pasan de generación en generación. Vascos y catalanes somos hijos de unas naciones que han soportado incesantes intentos por hacernos desaparecer y, a pesar de todo, ahora gritamos «¡independencia!» con más fuerza que nunca. Si una simple fundación es lo único que defiende a España me reafirmo en aquello de que le queda un telediario... o igual no llega ni a los deportes.