Siempre ha existido pero con el tiempo, como ocurre con casi todas las cosas, ha ido cambiando de car�cter y de parecer. No, esto no es la primera pista de un acertijo, es lo primero que se me ha venido a la cabeza para hablar de este pedazo de tierra al que �ltimamente est� dando miedo mirar y, m�s todav�a, habitar. Su saludo de bienvenida hace referencia a un lugar sin fronteras y a una armon�a contempor�nea que atrae a un mundo de ideas avanzadas jam�s vista por el hombre. Su ritmo interno, sin embargo, sigue adelante con el �tracatr� del tren� que, m�s all� de lo que dicta la canci�n, no hace m�s que sacar ruido ante un p�blico que ya se est� empezando a hartar de tanto eco. Y es que, para dar un concierto sin soportar las interrupciones de nadie, no hay nada mejor que tocar unos decibelios por encima de esos gritones que no se est�n quietos.

En este enclave enjambrado, en nombre de los sistemas rigurosamente �democr�ticos�, se ha puesto de moda jugar al �veo veo�, que no es m�s que hacer ver a la gente algo que has se�alado anteriormente. Aunque parezca un juego de tontos, no lo es, porque, todo lo que no entra en el �veo veo�, queda fuera del conocimiento de los dem�s. Y, al que grita m�s de lo debido o interrumpe el juego, se le deja de �mirar� y problema resuelto. As�, y con la �democracia� como abanderada, se pisan todas las voces que interfieren en el juego, para que �ste no se detenga. La ganadora, una abeja reinona que vigila atenta todos sus enjambres, sin que su preciada miel se mezcle con ingredientes como la desobediencia civil o las casi desaparecidas amnist�as e insumisiones.

Ante todo, que brille la normalidad por su ausencia, la cooperaci�n donde no la hay, la solidaridad donde no existe y la democracia donde no se cumple. En este lugar de los no s� cuantos, todav�a existen quienes siguen intentado abrir una olla a presi�n que ve c�mo cada vez hierve m�s el agua que lleva dentro. Espero que no sea comprada en Ikea. Bienvenidos a la rep�blica independiente de Europa.