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La Quincena calentó motores con seis conciertos en el Kursaal

La 70 edición de la Quincena Musical de Donostia inició ayer su andadura con una jornada inaugural menos poblada de conciertos que en ediciones anteriores. Aún y todo, fueron hasta cinco las propuestas musicales que los donostiarras pudieron disfrutar ayer de forma gratuita en el Kursaal y sus inmediaciones, antes de coronar la jornada con el esperadísimo espectáculo de los catalanes «La Fura dels Baus» en torno al «Carmina Burana» de Carl Orff.

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Mikel CHAMIZO | DONOSTIA

La Quincena Musical de Donostia arrancó ayer con una jornada inaugural algo menos rimbombante que en ediciones anteririores. Si el pasado año muchos rincones de la ciudad se convirtieron en escenario para espectáculos musicales de todo tipo, esta vez la actividad de la jornada inaugural se circunscribió al área del Kursaal, centro neurálgico de las actividades de la Quincena. La responsabilidad de entonar las primeras melodías de esta edición fue de José Hernández Pastor, contratenor al que ya conocemos los donostiarras por sus frecuentes visitas con La Colombina. Su recital de ayer por la mañana, bajo el epígrafe «Music for a while», investigaba en producción vocal de Haendel poniéndola en relación con otros compositores de su tiempo, en un formato íntimo y detallista especialmente apto a las cualidades vocales de Hernández Pastor.

Ya por la tarde, los conciertos empezaron a multiplicarse por las diferentes estancias del auditorio. Los primeros fueron «La Folía», un peculiar conjunto de instrumentos originales que llevan en repertorio piezas antiguas de todo tipo y, en ocasiones, también música contemporánea expresamente compuesta para ellos. El de ayer fue un concierto conmemorativo del cuarto centenario de la expulsión de los moriscos, con varias obras de tipo andalusí. Una hora más tarde, a las siete, hubo que elegir entre los ritmos de marching band de la Mac Jeara's Band, que anduvo animando el cotarro en las terrazas exteriores del Kursaal, y la propuesta más sobria en la Sala Kubo de dos grandes conocedores de la música vasca, el txistulari José Antonio Ansorena y el pianista Álvaro Cendoya, que formaron dúo para ofrecernos piezas basadas en el foklore vasco, como las de Garbizu, y ponerlas en relación con otras basadas en otros folklores, como las del húngaro Béla Bartók. Poco más tarde comenzaría el espectáculo más esperado del día, el de La Fura dels Baus con el «Carmina Burana» de Orff, del que daremos detallada cuenta mañana. Pero aquellos que no pudieron conseguir una entrada para el gran espectáculo sinfónico-coral, todavía pudieron disfrutar de la preciosa voz de la prometedora soprano Ana Mª Otxoa cantando Haendel en la Sala de Cámara del Kursaal.

Joao Pires en el Victoria Eugenia

Esta tarde se repetirá el espectáculo de la Fura en el Kursaal, pero aquellos que prefieran una cita de diferentes características tendrán la oportunidad de escuchar en el Teatro Victoria Eugenia nada menos que a Maria Joao Pires, una de las más grandes pianistas de la actualidad. Ahora bien, los que esperen encontrarse el tradicional recital de piano ya pueden darse con un canto en los dientes, porque, como viene siendo habitual en los últimos años, Pires viene a tocar música de cámara junto uno de sus protegidos, en este ocasión el violonchelista ruso Pavel Gomziakov. Pero quien piense que esto resta interés a la cita se equivoca, porque Pires, en estos tiempos en que todo va tan rápido, defiende un concepto de la música de cámara de gran integridad y merecedor del aprecio de los amantes del género. Casi todo lo que tocarán será Chopin, entre ello la no muy popular «Sonata para violochelo y piano en sol menor», y también un arreglo de «La lúgubre góndola» de Liszt para el mismo dúo instrumental.

La forma de tocar de Pires representa para muchos la quintaesencia de la espiritualidad en el piano. En cierto modo, esto se refleja también en su vida real, con proyectos como el de la Centro para el Estudio de las Artes de Bergais, en Castelo Branco, una granja-escuela musical en la que la pianista defendía una relación con las artes y con el mundo muy diferente del habitual hoy en día, ayudando a niños con problemas en un espacio de gran belleza en el que ella diseñó hasta las cortinas. Por este proyecto recibió la Medalla de Oro de la Unesco para la Defensa de los Derechos Humanos, pero su relación con el gobierno y la prensa portuguesa debió de ser tan traumática -ella habla de «tortura sufrida durante años»- que en el 2006, y tras un infarto de miocardio, decidió «exiliarse» a Brasil.

PRIMERAS MELODÍAS

El recital de José Hernández Pastor investigó la producción vocal de Haendel poniéndola en relación con otros compositores de su tiempo, en un formato íntimo y detallista.

PIRES

Maria Joao Pires, una de las más grandes pianistas de la actualidad, defiende un concepto de la música de cámara de gran integridad y merecedor del aprecio de los amantes del género.

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