Los Estados Unidos no negocian con terroristas». Esa aseveración ha sido repetida una y mil veces por responsables de la Administración norteamericana. Lo mismo se puede decir de casi todos los estados occidentales. Sin embargo, los últimos meses han sido pródigos en ejemplos que muestran lo contrario. Ayer mismo Bill Clinton viajaba a Corea del Norte para mediar en la liberación de dos periodistas norteamericanas, liberación confirmada a última hora. Corea del Norte es uno de los países del «el eje del mal», según G.W. Bush.

Igualmente, en los últimos meses han aparecido varias noticias sobre pagos de rescates por parte de estados europeos a piratas somalíes, concesiones políticas a talibanes o negociaciones con Hamas. No cabe duda que el fracaso de las políticas aplicadas por la anterior Administración norteamericana en los conflictos políticos mencionados -o incluso en las consecuencias de inseguridad derivadas del esquilme de África, como en el caso de Somalia-, ha facilitado la toma de otra perspectiva al respecto.

Por todo ello, viendo la foto de Clinton en Pyongyang junto al lider norcoreano, Kim Jong-il, leyendo los informes sobre las negociaciones con Hamas... la postura de los mandatarios españoles chirría aún más. Fueron vanguardia junto a Bush y van camino de convertirse en el último bastión de la «guerra contra el terror».