La destrucción de empleo en otoño se centrará en los trabajadores fijos
Los diferentes indicadores del mercado de trabajo muestran que lo peor está todavía por llegar. Si los empresarios se han dedicado en este último año a la destrucción del empleo temporal, «más fácil y más barato», a partir del otoño se prevé que se ceben en los contratados indefinidos, dado que «la salida de temporales durante los últimos meses ha sido exagerada». La precariedad laboral está generando un problema social de gran magnitud.
Juanjo BASTERRA
Dos informes, uno del Banco de España sobre «El funcionamiento del mercado de trabajo», y otro, «Avance del mercado laboral Agosto 2009», que elaboran Análisis Financiero Internacional (Afi) y AGETT, agrupación que engloba a las grandes empresas de trabajo temporal, indican que se ha producido «una utilización desmedida» de despidos de trabajadores temporales durante este año.
También advierten de que, a partir de este mes, las empresas «no tienen» mucho más margen para destruir empleo precario, por lo que destruirán puestos fijos a partir de otoño. Ambos informes critican esa manera de hacer frente a la crisis económica, que ha hecho que en Hego Euskal Herria la tasa de paro casi se haya duplicado en un año hasta el 11,35%; que se hayan firmado 61.869 contratos menos de trabajo y que se hayan firmado un 35,14% menos de contratos fijos en un año. El deterioro del mercado laboral es, por tanto, elevado.
«El ajuste del empleo en los próximos meses afectará principalmente a autónomos y a trabajadores indefinidos», precisan Afi y AGETT, debido a que «el margen de despido de trabajadores temporales se agota».
Siete trimestres
El estudio concluye que desde hace más de siete trimestres se está destruyendo empleo temporal «con mucha intensidad», por parte de las empresas en el Estado español, lo que ha motivado una reducción de la tasa de temporalidad a valores inferiores del 22% en Hego Euskal Herria y del 25,2% en el Estado español. «Hasta ahora hemos visto que el empleo temporal ha sufrido desproporcionadamente los embates de la crisis. No en vano la tasa de temporalidad ha descendido desde nivel histórico -el 34,6% en el Estado español en el segundo trimestre de 2006 y del 32,5% en Hego Euskal Herria- a niveles inferiores al 25%. Como tantas veces hemos comentado, -explica José A. Herce, socio director de Economía de Afi- una buena noticia por una mala causa. Este fenómeno de descortezamiento del empleo temporal ha dejado expuesto el núcleo de la estabilidad en el empleo: los empleos indefinidos que, de todas maneras, ya venían sufriendo anticipos más que claros de lo que se avecina».
En este caso, Angel Estrada, Mario Izquierdo y Aitor Lacuesta, de la dirección general del Servicio de Estudios del Banco de España, indican en su trabajo que la destrucción de puestos de trabajo en el Estado español «está siendo más acusada que en los países desarrollados». En su análisis, los tres llegan a la conclusión de que «las salidas del desempleo se producen de forma mayoritaria hacia el empleo temporal, y los cambios de empleo de los trabajadores indefinidos son también muy infrecuentes, limitando las ganancias de productividad que esta movilidad puede generar potencialmente». Por eso, mantiene que «la concentración de la flexibilidad en un grupo de trabajadores lleva a la excesiva rotación de los trabajadores temporales a través de trabajos de corta duración combinados con episodios de desempleo, con efectos negativos adicionales sobre la productividad».
No aprecian una recuperación del mercado laboral en 2009.
El estudio del Banco de España sobre el mercado de trabajo señala que las reformas laborales que se han practicado en el Estado español han avanzado hacia el aumento de la tasa de temporalidad y que ha generado «una dualidad» en el mercado entre quienes disponen de un empleo fijo y los temporales, que es «excesiva y problemática», porque «el mercado de trabajo español pone en situación más desfavorecida a ciertos colectivos, fundamentalmente a los jóvenes, a las mujeres y a los inmigrantes».
Los autores del trabajo entienden que «sobre esos grupos recae en gran medida el peso del ajuste del mercado« y advierten que, si los períodos de temporalidad «fuesen más cortos, serían, en realidad, una puerta de acceso al mercado de trabajo hasta alcanzar unas mejores condiciones laborales».
El Banco de España constata que «esa transición es muy lenta, con lo que un un porcentaje significativo de trabajadores acaba atrapado en la temporalidad».
Los datos en este caso son elocuentes y muy significativos. Porque el informe manifiesta que «los trabajadores que empiezan su carrera laboral con un contrato temporal superan el 80%». Admite que, a lo largo de la vida laboral, se reduce la temporalidad, pero «de forma muy lenta». En este caso, el Banco de España recuerda que después de diez años en el mercado laboral «todavía un 40% de los trabajadores mantiene un contrato de este tipo». Recuerda que los trabajadores menos favorecidos «soportan más precariedad y durante mucho más tiempo», pero admite que «la magnitud del problema es considerable», ya que incluso en el caso de ingenieros y licenciados, «el 20% de los mismos mantienen un contrato temporal después de diez años de haber entrado a trabajar en una empresa» . Juanjo BASTERRA