El piano de Iñaki Salvador, el saxofón de Josetxo Silguero, la tinta de Bernardo Atxaga, los ojos de Julio Médem e Imanol Uribe, las manos de Koldobika Jauregi y la voz de Ruper Ordorika, servirán, entre muchos otros elementos, para subir al escenario del Victoria Eugenia al fallecido Mikel Laboa. Amigos todos ellos, son originarios de diferentes disciplinas artísticas, una faceta que caracterizaba aún más a Laboa. En ese sentido, Silguero, coordinador del montaje, explicó que este «vuelo por los mundos artísticos» de Laboa pretende destacar el interés del cantante por disciplinas artísticas como la pintura y la escultura, así como su carácter «inconformista, radical, fronterizo e innovador». Así, bajo el título «Laboaren Munduak», mostrará la faceta más vanguardista e innovadora del artista, en una jornada que estará separada en tres bloques. La primera, una exposición que permanecerá abierta durante todo el día de hoy en la Sala Club del Victoria Eugenia donde se reunirán parte de sus «recuerdos», como fotografías, cuadros o discos.

En el mismo lugar, a las 18.00 horas, se celebrará una mesa redonda en la que Bernardo Atxaga, los cineastas Imanol Uribe y Julio Medem, el escultor Koldobika Jauregi y el dramaturgo Ricardo Iniesta disertarán sobre su trayectoria artística. Los contertulios de la mesa redonda reflejarán la curiosidad que siempre manifestó el cantante por todo tipo de manifestación artística.

La jornada concluirá a las 20.30 horas, con un vídeo-concierto que arrancará con la proyección del documental de Imanol Uribe «Haika mutil», y se completará con la lectura de un texto por parte de Bernardo Atxaga y una serie de actuaciones musicales. Según afirmó Silguero, este grupo de amigos ofrecerá una selección musical en la que se podrán escuchar obras del propio Laboa y de compositores que causaron un gran impacto en el cantante, como Thelonious Monk y John Cage, todos ellos con arreglos de Iñaki Salvador.

La escenografía correrá a cargo de Javier Larreina, quien explicó que se creará un entorno teñido por el color azul marino, el preferido de Laboa. Una de las «preopucaciones» del cantante -según dijo Larreina- era «la puesta en escena de sus espectáculos», por lo que ha diseñado un escenario muy cuidado, de color azul y con dos esculturas de guitarras creadas recientemente por su amigo y escultor Juan Gorriti.

En representación de la Quincena Musical, el hasta ahora director José Antonio Echenique elogió la figura del artista tanto en el ámbito profesional como en el personal, destacando la «estrecha relación» que mantuvo con el certamen donostiarra desde que en 1999 protagonizara un concierto junto con la Joven Orquesta de Euskal Herria y el Orfeón Donostiarra, una colaboración que quedó recopilada en el disco «Gernika-Zuzenean II». El pianista Iñaki Salvador y el escultor Koldobika Jauregi mostraron asimismo su admiración por Laboa, «un artista que fue más allá de lo que es la pura canción».

OSE y Coral Andra Mari

Otro de los encuentros que la Quincena presentó ante la prensa fue el que el próximo lunes protagonizarán la Orquesta Sinfónica de Euskadi y la Coral Andra Mari, que interpretarán «La Creación», de Joseph Haydn, recordando el 200 aniversario de su muerte. En el recital, que será el primero que ofrezca Andrés Orozco-Estrada en la Quincena y que contará con la colaboración del tenor Johannes Chum, el bajo James Johnson y la soprano Marta Matheu, se podrá disfrutar de este oratorio monumental, estrenado en 1798 y alabado por crítica y público desde el inicio.

Patrick Alfaya, director de la Quincena, consideró que «La Creación» «es una obra bella» y que interpretarla supone «una difícil prueba de fuego» para las orquestas.

Por su parte, Orozco-Estrada defendió que esta obra, enlazada con la creación del mundo por otro de los compositores homenajeados en este festival, Georg Friedrich Haendel, es «maravillosa, muy profunda y con mucho mensaje», y que requiere una interpretación «limpia y transparente», sin permitir «esconder detalles». El director colombiano ha explicado que la obra incluye algunas «partes feas» en alusión a determinados «momentos musicales» que «tienen que sonar salvajes, desgarrados», cuando el texto habla «de sombras, tinieblas y del mal».

Por su parte, el director de la coral Andra Mari, José Manuel Tife, elogió el dinamismo y la capacidad de «estimulación» de Orozco-Estrada, así como la «afinidad en la visión estética de la música» que ambos han compartido durante los ensayos. En este sentido, indicó que la coral estará compuesta por 75 personas en este concierto, y recordó además, que esta formación ha mantenido siempre una estrecha relación con la Quincena Musical.