CRíTICA

Donostia sigue igual

Mikel CHAMIZO

Este “Belle Époque” es un espectáculo que se digiere bien. En esencia no es más que una recopilación de imágenes de principios del siglo pa sado, recogidas en Donostia, Biarritz y alrededores, acompañadas de músicas también de la época. El documental, por describirlo de alguna manera, refleja las localizaciones más carismáticas, las vestimentas, los usos y las costumbres de la época, centrándose sobre todo en el aspecto más turístico de ambas localidades. Fue curioso comprobar qué poco ha cambiado Donostia de un siglo para acá. La moda y los medios de transporte, obviamente, ya no son los mismos, pero gran parte de las imágenes de la ciudad podrían perfectamente haber sido grabadas ayer. La banda sonora estuvo compuesta por una selección de piezas y fragmentos de autores tan diversos como Falla, Guridi, Antonio Peña y Goñi, Sarasate, Rosenfled y Usandizaga, entre muchos otros. Las interpretaciones de The Silent Band estuvieron a la altura de lo que se espera de un espectáculo como éste, adaptándose bien al carácter y el ritmo del documental. Además, es casi imposible escuchar hoy en día música de salón de aquella época, y pudimos disfrutar de un buen puñado.