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Ioseba Eceolaza Parlamentario navarro

De perdones, golpes y verdades

Esta carta es en primer lugar para pedir disculpas y se las hago llegar a Ion Auza sinceramente. Se trató de un error, de una confusión Pero es necesario que se tenga en cuenta que esta agresión ha estado precedida de diversos insultos y agresiones verbales que vienen recibiendo las personas públicas de Batzarre por parte de miembros reconocidos de la izquierda abertzale

Esta carta es en primer lugar para pedir disculpas y se las hago llegar a Ion Auza sinceramente, porque me alegro de que efectivamente no estuvieses involucrado en unos hechos tan repudiables. Se trató de un error, de una confusión. Le agradezco la oportunidad que me brinda reabriendo lo sucedido, aunque resulte doloroso volver atrás, porque nosotros sí pedimos perdón cuando toca y ésta es un buena oportunidad. Confundí al hermano menor creyendo que eran dos, y eran tres los hermanos, por eso lamento los perjuicios que te he ocasionado ante la detención. Traté de transmitírtelo tanto en el juicio como de forma indirecta a través de personas conocidas.

Ojalá no hubiese sucedido nunca, ojalá aquel día de celebración con la familia y amigos no quedara marcado por la sinrazón, ojalá que pudiésemos disfrutar de la vida sin sombras, sin la amenaza del que te condena por tus ideas, ojalá pudiésemos vivir sin temor ante los puños de aire y las miradas de frustración.

Pero esta carta no es para discutir sobre lo sucedido, ya que para ello se establecieron los canales jurídicos, que suman a nuestra razón moral la razón legal. La verdad judicial ha hablado hasta en dos ocasiones, y olvida Ion Auza que nos ha dado la razón, aunque parcialmente, tanto en la primera sentencia como en el recurso. Es necesario tener en cuenta que hay una persona condenada por la agresión. Está claro, por lo tanto, que el testimonio de los hechos fue veraz, y no producto de un montaje estrambótico, de hecho la primera sentencia afirma rotundamente que se declara expresa y terminantemente probado que el día 20 de abril fui agredido y que ello comenzó con un insulto, al que le siguieron tanto un cabezazo como un puñetazo en el labio. Dice además la sentencia que la declaración es «detallada y coherente, en relación con lo inicialmente declarado y denunciado, sin que concurran circunstancias que hagan dudar de su credibilidad: verosímil y persistente en la incriminación».

Insiste la propia sentencia que «la agresión objetivada por lo informes médicos y forenses obrantes en autos, en que se informa que las lesiones reseñadas son compatibles con el mecanismo de causación descrito por el señor Eceolaza». Además, dice la resolución a vuestro recurso que los argumentos que esgrimís son parciales, «...dando de esta forma una impresión de imprecisiones o mutaciones que no se corresponden con la realidad, pues, examinadas las actuaciones, lo cierto es que la persona que propinó al denunciante el puñetazo en el labio ha quedado claramente identificada, sin que a este respecto exista contradicción alguna en las sucesivas declaraciones del señor Eceolaza».

Tal vez, algún buen día, nos pidan disculpas por todo lo que hemos tenido que escuchar y leer en paredes, baños, correos y foros antes, durante y después de esta agresión, entonces es posible que piense que habrá merecido la pena este dolor, este vacío, por eso podrás entender que no es muy agradable, nadie se ha divertido en esto y menos yo que recibí la agresión. Pero es necesario que se tenga en cuenta que esta agresión, la más grave sucedida hasta la fecha, ha estado precedida de diversos insultos y agresiones verbales que vienen recibiendo las personas públicas de Batzarre por parte de miembros reconocidos de la izquierda abertzale.

Además de la verdad judicial está la verdad real. Tú y yo sabemos lo que ocurrió allí y cómo ocurrió, pero sobre todo sabemos por qué ocurrió y de eso ni una palabra, ni un gesto, silencio. También sabemos, Ion, que en la sentencia falta alguien más que participó en la agresión, pero para mí ya tiene su condena moral.

Mi herida se cierra, las del odio no, no estamos llenos de rencor sino de razones, de ganas de cambiar las cosas para que no le partan la alegría a nadie por pensar diferente, así que espero que entre estas cosas lleguemos a tiempo para que nadie nunca más se sienta con el derecho de agredir para imponer sus ideas, porque la vida son dos trazos y un borrón, y nosotros que somos jóvenes no podemos eternizarnos mirando para otro lado cuando este tipo de agresiones ocurren.

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