De todas las comedias gamberras anunciadas para este verano, «The Hangover», retitulada «Resacón en Las Vegas», es la que mejor aceptación ha tenido de crítica y público. No en vano quien se encuentra detrás de la cámara es Todd Phillips, todo un especialista en el género que, a fuerza de hacer películas como «Road Trip» o «Aquellas juergas universitarias», ha cogido oficio. Tampoco es que tuviera mucha competencia para superar los antecedentes de argumentos centrados en una loca despedida de soltero, en vista de que Tom Hanks se quedó corto en «Despedida de soltero» y Christian Slater se pasó de la raya en «Very Bad Things». El planteamiento de «Resacón en las Vegas» es más ocurrente, pues la narración salta de la juerga nocturna al duro despertar de la mañana siguiente, sin que el espectador sepa lo que ha sucedido entre medias. Con las únicas pistas de la pulsera de un hospital, un tigre en el baño y un bebé encerrado en un armario los compañeros de correrías deberán averiguar qué es lo que pudo pasar y, sobre todo, donde está el colega que se iba casar y ha desaparecido. Phillips ha preferido utilizar rostros poco conocidos para los papeles principales, dejando a los famosos las apariciones secundarias, como la del boxeador Mike Tyson, que resulta ser el dueño del felino.