Maite SOROA | msoroa@gara.net
Mareado y, además, frustrado
La frustración, el chasco, es un estado de ánimo que conviene superar sin escribir, que ya se sabe que lo escrito queda para siempre. Y sin embargo, hay quien no soporta la tentación y se muestra en su fea desnudez ante todo quisqui.
Ayer mismo, Vicente Torres, en «Periodista Digital», lo hacía. Recordaba este columnista que «hace unos años, los medios se plantearon la idea de llegar a un acuerdo entre todos para silenciar en lo posible a ETA, relegándola a las páginas de sucesos y en letra pequeña, dada la evidencia de que lo que persigue la banda es publicidad», para reconocer a continuación que «se vio que se trata de un empeño imposible». ¡Qué faena!
Se le ve jorobado al hombre y busca una salida: «Conviene saber que ETA por sí misma no va a ninguna parte. Es el oxígeno que se le proporciona, consciente o inconscientemente, por interés, ignorancia o miedo, lo que le permite subsistir. Y hay que hablar de ETA para desenmascarar a quienes la ayudan a respirar». Como dicen los argentinos, si hay culpable, no hay problema. Y Torres ya ha dado con los culpables. Lean, lean: «Va siendo hora de que quienes observan una exquisita equidistancia entre el dolor de los familiares de los etarras presos, que han de viajar lejos para visitarlos, y el dolor de las víctimas opten definitivamente por las últimas y cierren de una vez y para siempre las puertas de los templos a los etarras y sus seguidores. Deberían excomulgar a los etarras y a quienes no les condenen expresamente y sin subterfugios. Deberían los jesuitas explicarle a Arzallus que como no se sitúe exactamente de parte de `los otros' en contra de ETA, emitirán un comunicado lamentando que haya sido uno de los suyos». ¡Que nivel, Maribel!
Sigue con las cosas de la Iglesia el frustrado Torres: «Deberían los obispos instar al PNV a situarse al lado del gobierno vasco en la lucha contra ETA, puede discrepar en todo lo demás».
Yo ya me he perdido. ¿Qué pintan los obispos en todo esto? Para mí que Torres, en su frustración, ha terminado por marearse.