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«El de Ravel es un mundo real, pero a la vez onírico, en el que el niño es el rey»

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Roger Muraro

Pianista

El francés Roger Muraro, ganador de concursos de piano tan prestigiosos como el Tchaikovsky o el Franz Liszt, es una de las referencias actuales en la interpretación de música del siglo XX, y en especial del repertorio francés de autores como Messiaen o Ravel.

Mikel CHAMIZO | DONOSTIA

Roger Muraro, tras sus actuaciones el pasado año con música de Messiaen, vuelve a la Quincena Musical para abordar la integral pianística de Maurice Ravel, en un concierto en dos sesiones que tendrá lugar esta tarde en el Museo Chillida-Leku de Hernani, a las 18.00 y a las 20.30.

El año pasado le tocó dar muchos conciertos, alguno de ellos en Donostia, con música de Messiaen, del que usted es un consagrado especialista. ¿No terminó un poco cansado?

Es muy amable por su parte hacerme esa pregunta porque, evidentemente, hay un efecto muy curioso desde hace unos veinte años: cada vez que se celebra el aniversario de un compositor, el mundo de la música al completo se pone a tocar su música. El año que fue el aniversario de la muerte de Mozart fue algo terrible, no se podía hacer otra cosa más que escuchar Mozart por la mañana, al mediodía y por la noche. Es probablemente el compositor que más admiro, pero al cabo de un año estaba muy cansado. Yo tenía ganas de oír a Stockhaussen y a Messiaen también. El año pasado fue el año Messiaen, y al final del año lo único que quería era volver a escuchar a Mozart durante todo el día.

¿No le preocupa un poco el estar clasificado como especialista en determinado tipo de música?

Yo considero que trabajar con Messiaen es un gran honor. Además, con ese compositor he abordado muchas otras músicas que han influenciado a Messiaen en su búsqueda. Evidentemente, es un riesgo el tener una etiqueta de la que luego es difícil desprenderse, pero es una experiencia magnífica el estar invadido por un hombre tan genial como Messiane, y creo que toda mi vida guardaré eso como un privilegio.

¿Qué repertorios le interesan aparte de los que ya le conocemos?

Desde hace algunos años el repertorio se ha abierto mucho para mí. Desde hace unos diez años me piden mucho las piezas de Ravel, que voy a tocar en Donostia, pero también he tocado algunos Chopin, y mucho Mozart, que me encanta... He tocado mucho Albéniz, aunque ahora lo hago bastante menos. Hay tanta música que sería una pena que, después de haber trabajado tanto Messiaen, que era una persona curiosa hacia todo tipo de sensibilidades, no tocase más que Debussy, Chopin o Ravel. Trato de abarcar todas las músicas que se acercan más a lo que yo soy.

Hoy va abordar una pequeña proeza: un doble recital en el que tocará toda la música para piano de Ravel. ¿Cómo se prepara uno para este reto?

Es un programa que toco desde hace años. Durante mis estudios musicales ya había tocado «Gaspard de la Nuit» y varias partes de los «Espejos», por lo que ya había tocado una gran parte de Ravel, me faltaban solamente algunas pocas piezas. Fue entonces cuando decidí completarlo para tener en repertorio la integral de Ravel, pero la idea de tocarla en un solo concierto me vino más tarde. Hay que tener en cuenta que la música de Ravel es fácil de escuchar. Me parece mucho más difícil escuchar, en una sola velada, todo un recital de Brahms, que aporta en su discurso una especie de profundidad y de expresionismo extremadamente pesado, demasiado para que el público lo pudiera recibir. Por el contrario, la música de Ravel está hecha de impresión, de color, está en el mundo del sueño como un camino que pasa a través de un pequeño bosque. Tratándose de una música que está más en el mundo del sueño y de lo ideal, no cansa y mantiene a la gente en una especie de ensueño. Ya he probado este recital anteriormente y he podido constatar que el funciona muy bien.

Supongo que la producción pianística de Maurice Ravel, aunque breve, no es un solo bloque indivisible. ¿Qué estilos diversos esconde el catálogo pianístico de Ravel en algo más de dos horas?

Es la historia de toda una vida, porque tenemos desde el principio, el «Gaspard de la Nuit», hasta las últimas piezas, las más terribles. Sumaría los conciertos de Ravel y, en especial, el concierto para la mano izquierda, que es una de las obras más trágicas que Ravel escribió, pues toda la historia del compositor se sucede en un solo de piano.

Ravel estaba enamorado de la inteligencia de Francia de mediados del siglo XVIII, el Siglo de las Luces, con Rousseau, Diderot, Voltaire, Montesquieu... todos los grandes filósofos de la época del gran Luis de Francia. Esa época ha dejado una gran huella en la filosofía de la historia, y la música también ha heredado esa inteligencia. Ravel, lleno de admiración, escribió sobre ello en la «Tumba de Couperin», y a la vez esa obra es una suite en la cual cada uno de los movimientos es un homenaje que dedica a todos sus compañeros muertos durante la Gran Guerra Mundial. Es una de las composiciones más terribles del concierto. Es una doble referencia al Siglo de las Luces y a la Gran Guerra, con un estilo refinado al que Ravel dio inicio.

Ravel sentía un gran interés también por las civilizaciones antiguas.

Las civilizaciones antiguas están muy presentes en la obra de Ravel, pero las encontramos menos a través del piano y más en las canciones sobre melodías griegas y hebreas, esas civilizaciones hacia las que tenía una gran admiración. También encontramos en los solos de piano sus orígenes vascos y españoles, sobre todo en la primera pieza que se llama «Serenata grotesca», que se ha tocado muy poco en concierto y que muestra un pequeño boceto de lo que será la «Alborada del gracioso», que forma parte de los «Espejos».

¿Cómo terminará el concierto?

Además de la gran pieza romántica «Gaspard de la Nuit», que se inspira de los poemas de Aloysius Bertrand, para terminar el concierto está lo que Ravel amó sobre todo: su pequeño jardín de la infancia, que cultivó en la propiedad cerca de París en Monffort L' Amaury. Allí está su casa, con un pequeño jardín que diseñó el mismo con pequeñas piedras y plantas, un jardín en miniatura que es muy interesante para andar porque hay que dar pequeños pasos, es un especie de mundo extremadamente pequeño, reducido, en el que al entrar se descubre una especie de imaginario maravilloso e inmenso. En esa casa hay muchas cajas pequeñas automáticas, muchos juguetes en miniatura, muñecas, canicas y objetos de ese tipo. Los «Valses Nobles y Sentimentales» se compusieron por la petición de una coreógrafa que le regaló a Ravel una pequeña muñeca bajo una campana. Es un mundo basado en lo real, pero a la vez onírico, en donde el niño es el rey.

 
aniversario

«Cada vez que se celebra el aniversario de un compositor, el mundo de la música al completo se pone a tocar su música. El aniversario de la muerte de Mozart fue algo terrible»

repertorio

«Desde hace algunos años el repertorio se ha abierto mucho para mí. Me piden mucho las piezas de Ravel, pero también he tocado Chopin, Mozart, que me encanta...»

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«La música de Ravel está hecha de impresión, de color. Está en el mundo del sueño como un camino que pasa a través de un pequeño bosque»

mano izquierda

«El concierto para la mano izquierda de Ravel es una de sus obras más trágicas, pues toda la historia del compositor se sucede en un solo de piano»

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