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Fallece el escritor Pablo Antoñana

Egun handirarte


Martin Garitano Periodista

En pleno agosto, Pablo, me dicen que te has muerto. Pudiera decirse que tan sólo a un mes (y vete a saber cuantos años) de haberte conocido, en las tórridas calles de Iruñea, por las fiestas más grandes de los vascos. Vasco, Pablo. Un gran vasco.

Antoñana, de Viana, de la familia de los Patrias, que ya se sabe que, en esos pagos, quien no tiene sobrenombre, no es. Y tú eres. De Viana, de Nafarroa, de Euskal Herria entera. Como el Arrano Beltza de tus reinos, que son dos: el de Nafarroa y el de Ioar, la república de los vascos libres.

Dicen que te has ido, con la boina puesta, con la txapela que exhibiste orgulloso ante el menor de los borbones cuanto te tuvieron que premiar con el principado de tu casa. Porque, lo decías con orgullo ante un clarete de la tierra, un vasco no se descubre ante un rey -o príncipe, si es el caso- extraño. Para eso somos republicanos de la libertad.

Te echamos en falta hace sólo un mes. Os echamos en falta a los dos. También a Elvirita, siempre a tu vera, para corregir el genio del pesimista indómito, de ese Baroja navarrorum. Para negar que esta fuera la última vez que pisabas los sanfermines y que lo hacías tan sólo para saber cómo andaba la gente joven y contárselo a los que te esperaban allí arriba, en las estrellas de nuestro firmamento.

Dicen en la radio que te has ido a la chita callando, aprovechando que la geste agostea, con la mirada fija, tal vez en el cráneo que te acompañaba junto al teclado de escribir. Y te has ido y nos has dejado con la sonrisa de quienes hemos tenido la inmensa fortuna de haberte leído, conocido, tratado. Y sin terminar tus estudios de euskara. Que te empeñaste con Jimeno Jurio, a vuestras edades y con un empeño encomiable. Como buenos navarros.

Agur Pablo, agur Antoñana. La solana de agosto se ha entristecido con tu marcha; la Cultura -así, con mayúsculas- ha perdido la partida; nuestro pueblo cuenta con un efectivo menos. Pero nos queda lo hecho, tu trabajo, tus escritos. Nos quedan más que ches o cuacho recuerdos. Y perdona la ironía, Pablo. Nos que- das tú.

Egun haundirarte, Pablo.

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