Naroa Agirre no pudo hacer realidad su sueño y vuelve a casa a las primeras de cambio. En su cuarto mundial, la atleta guipuzcoana se quedó fuera de la docena de elegidas que disputará la final de pértiga el próximo martes.

Agirre, de todos modos, cumplió en cierta medida el objetivo con el que llegó a Berlin, que no pasaba tanto por clasificarse para la final -con unas mínimas al alcance de muy pocas atletas-, como por seguir acercándose a sus mejores cifras personales. La lesión en la espalda que arrastra desde el pasado año ha cortado la progresión de la pertiguista que, pese a todo, ha ido afinando su puesta a punto de cara a la cita mundialista. Tanto, que ayer mejoró su mejor marca del año en cuatro centímetros, alcanzando los 4.40, aunque todavía muy lejos de los 4.56 con los que estableció el récord estatal hace dos años y medio en Sevilla.

Lejos también del corte, al que sólo Kristina Gadschlew accedió con 4.50. El resto de las finalistas elevaron el listón hasta los 4.55. No hubo sorpresas en la nómina de pertiguistas que disputarán la final. Junto a la reina absoluta de la especialidad, Elena Isinbayeva, se clasificaron las que parten como sus principales rivales, teniendo en cuenta que la rusa no atraviesa sus mejores momentos, pese a que las distancias sean aún amplias. Es decir, las polacas Anna Rogowska y Monika Pyrek, y la brasileña Fabiana Murer. El martes les acompañarán Golubchikova, Dennison, Battke, Polnova, Spiegelburg, Johnson, Kiryashova y Gadschlew.

No, lamentablemente, Naroa Agirre, que necesitó dos intentos para el 4.25, tres para el 4.40 y erró en sus tres saltos sobre 4.50. «No sé si esperaba más de mí antes de empezar, pero me he visto para más durante la competición», aseguró la pertiguista, que acabó más satisfecha con sus sensaciones en los saltos que con su marca.