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Mundial al aire libre de Berlín

Linet Masai logra el oro del 10.000 y reivindica el estilo keniata

La jornada inaugural de los Mundiales de Berlín guardó la impresionante victoria del estadounidense Cantwell en la final masculina de lanzamiento de peso. Mientras, el ruso Borchin revalidó su oro olímpico proclamándose ganador de la prueba de 20 kilómetros marcha.

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Arnaitz GORRITI | BILBO

Pudiera verse como un acto implícito de racismo el valorar el estilo keniata de correr a los de Etiopía, Marruecos o Argelia. Los keniatas, con un fenotipo típicamente -arquetípamente más bien- africano, responden quizás al ideal blanco de cómo deben ser y correr los hombres y mujeres del África negra. Por encima de tácticas más calculadoras o conservadoras de etíopes o magrebíes, los keniatas suelen ser generosos en el esfuerzo y, por ello, en numerosas ocasiones pagan esos esfuerzos de más quedándose sin merecidas medallas de oro o directamente fuera del cajón.

La joven de 19 años Linet Masai devolvió a Kenia el oro mundial de los 10.000 femeninos desde 1997, en Atenas, cuando Sally Barsosio dio a su país aquel oro ya casi olvidado. Después de un par de kilómetros al son de la rusa Mariya Konovalova, a ocho vueltas para el final, la sangre de la keniata Masai no pudo esperar más y pegó un acelerón racial, de los que se trae escrito en los genes, sin mirar quién se queda y quién resiste. Las etíopes Melkamu, Defar y Ayalew, que en la víspera recibieron el primer golpe al conocer la renuncia de la hasta ayer campeona del mundo, Tirunesh Dibaba, se agazapaban a la sombra de la joven, que sólo halló relevo, aunque fuera tímidamente, de su compatriota Grace Kwamboka Momanyi. No podía ser de otra forma.

Sprint inacabable

La historia parecía escrita por un guionista sin muchas ideas. Pero la ausencia de una líder real en las filas etíopes iba a cambiar la historia.

Defar se puso al frente para recorrer la última vuelta y, junto con Melkamu, se disponían a jugarse el título en la recta, dando por supuesto que las keniatas nada podrían para evitar quién sabe si hasta un triplete.

Pero el sprint se hizo largo y ahí sí, en la resistencia, en la terquedad y el orgullo de una nación para la que correr es una forma de latir del corazón, Linet Masai fue acelerando y agrandando su zancada, jaleada por los miles de espectadores del Estadio olímpico de Berlín y por toda una pléyade de estrellas que la empujaban poco a poco a romper con el estigma de grandes corredores, pero malos rematadores. Uno por uno, la keniata fue superando a sus contrincantes hasta «robar» el oro a Melkamu casi sobre la línea de llegada. Wude Ayalew completó el podio y Defar, que pagó su precipitación, acabó quinta tras la keniata Kwamboka.

Un desquite y la reválida

La jornada inaugural de los Mundiales de Berlín tuvo otras dos finales: la de los 20 kilómetros marcha masculinos y, también para hombres, la final de lanzamiento de peso. De estas pruebas se extrajeron una reválida olímpica en la prueba de marcha y un desquite morrocotudo en la de lanzamiento de peso, donde se rayó a un nivel espectacular.

El estadounidense Christian Cantwell, arrebató la hegemonía mundial al polaco Tomasz Majewski, campeón olímpico, con el mejor lanzamiento mundial del año, por encima de la barrera de los 22 metros: 22,03.

Dos veces campeón mundial en pista cubierta, Cantwell se tomó el desquite de su derrota ante el polaco en la final olímpica de Pekín, hace solo un año. Majewski se quedó ayer en 21,91, y el alemán Ralf Bartels completó el podio con 21,37.

En lo que a la prueba de marcha se refiere, el campeón olímpico Valery Borchin dio un recital sobre un circuito en torno a la Puerta de Brandemburgo, tomando el relevo al ecuatoriano jefferson Pérez.

El chino Hao Wang, cuarto en los Juegos de Beijing, llegó a emparejarse con Borchin pero terminó cediendo, aunque aún así aventajó en 16 segundos a Eder Sánchez, que se hizo con el bronce.

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