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Las instituciones se pasan la pelota en una playa de Gorliz llena de piedras

La playa de Astondo, en Gorliz, se encuentra en plena transformación y las obras han causado serios problemas a sus usuarios habituales. La orilla del arenal, muy frecuentado en verano, ha estado y sigue estando repleta de piedras que dificultan el paso. Los bañistas reclaman, hace semanas, soluciones a las administraciones competentes, pero ni Ayuntamiento ni Diputación ni Madrid se declaran responsables.

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Haizea AMEZAGA

El Ayuntamiento de Gorliz ha impulsado en las últimas semanas, a raíz de las quejas reiteradas de los bañistas, una campaña «solidaria» que consiste en recoger las piedras que van apareciendo en la orilla y depositarlas en dos bolsas de escombros colocadas en la playa. Estos recipientes los recogen los trabajadores que acometen las obras de remodelación de Astondo y son depositados en unos contenedores más amplios. Ante las quejas, los empleados aclaran que ellos no han dejado escombros en el arenal. Es más, afirman que, «por las características del proyecto, no se generan desechos como los que salpican la orilla de la playa».

En mayo de 2007, el entonces alcalde de Gorliz, el jeltzale Patxo Igartua, incidió en que lo más destacado del proyecto de ampliación de la playa, que iba a acometer el Gobierno español, era «la recuperación de 60.000 metros cuadrados de arenales». Igartua y su sucesora, la independiente Emma Calzada, alertaron de las molestias que pudieran ocasionar las obras. «Alguna habrá, pero hay que destacar que es un proyecto muy satisfactorio, porque la playa de Gorliz, que fue la más grande del herrialde vizcaino, se está quedando cada vez más pequeña. Estamos haciendo algo importante, devolver al mar lo que fue del mar», manifestó Igartua poco antes de dejar de ser el primer edil gorliztarra.

El tiempo ha pasado y el proyecto que acomete Demarcación de Costas está a punto de finalizar, según las previsiones más optimistas. Los responsables del Ejecutivo español, que en su día plantearon que los trabajos concluirían en junio pasado, ahora estiman que finalizarán para noviembre, aunque otros creen que tampoco se cumplirá este plazo.

Frente a las fechas que se barajan para la conclusión del plan de ampliación de Astondo, a los usuarios de la playa lo que les preocupa en realidad es la cantidad de piedras que se encuentran en la orilla. Muchas de ellas causan heridas en los bañistas. Representantes de la Cruz Roja, encargados por la Diputación vizcaina de los primeros auxilios en ésta y otras playas del herrialde, debieron atender en julio un total 187 incidencias por cortes en Gorliz. No han percibido, aseguran sus responsables, mucha diferencia en número con respecto al mes pasado. Algunos vecinos de Gorliz comentan que «siempre ha habido piedras en la playa», pero que lo que realmente les molesta «es que ninguna administración vinculada con la ampliación del arenal haya dispuesto medida alguna para recogerlas»; por cierto, algunas de un tamaño considerable.

¿Y quién recoge?

Así las cosas, y tal y como ha podido comprobar este diario, algunos pocos vecinos y usuarios de Astondo han decidido tomar parte en la campaña que ha iniciado el Consistorio de Gorliz para recoger las controvertidas piedras, que nadie parece haber depositado en la playa. Representantes munici- pales admiten que la responsabilidad de que la playa esté limpia es suya pero, al mismo tiempo, plantean que las piedras «son escombros de la obra» de modo que «son los constructores los que deben responder de su recogida».

Sin embargo, los trabajadores que ultiman los trabajos dicen que ellos no dejan escombros y aclaran que «se trata de un puente-pasarela de madera que no tiene nada que ver con las piedras». Algunos vecinos, por su parte, afirman haberse quejado a la Diputación mediante trámites legales, «pero no consiguimos solucionar el problema». En respuesta, fuentes forales manifiestan que es su voluntad que la playa de Gorliz permanezca limpia, aunque añaden que «la presencia de las piedras en Astondo es consecuencia de las obras de ampliación. Por tanto, la responsabilidad última es de Costas y de la empresa constructora a la que se ha adjudicado el proyecto».

«Los escombros vienen de cuando derrumbaron el antiguo muro que circundaba el sanatorio», asegura desde el paseo un gorliztarra que resalta que «los escombros fueron esparcidos por toda la playa». Otro jubilado que pasea por la zona hace la obser- vación de que el rompeolas de Plentzia está vacío y «son éstas las piedras que lo llenaban». Lo que sigue sin quedar aún claro es quién debe recoger las «misteriosas» visitantes de la playa. Mientras las instituciones se encogen de hombros, el Ayuntamiento de Gorliz ha colocado dos cajas en la playa para que los bañistas, «por responsabilidad civica», depositen las piedras que vayan encontrando por la orilla y a lo largo de toda la playa. Según el Ayuntamiento de Gorliz, en el supuesto de que un persona resultara herida por alguna piedra, tanto accidentalmente como por el hecho de recogerla, «la institución que debe responder de las lesiones es Demarcación de Costas». O sea, el Gobierno español.

GARA ha hablado con esta instancia, pero tampoco se declara responsable. Demarcación de Costas señala al Consistorio de Gorliz, puesto que «tanto la normativa de Costas como la Ley de Régimen Local otorgan a los ayuntamientos la competencia en materia de seguridad y salubridad de las personas en los lugares públicos». Según alega esta institución, «el material de escombro debe ser tratado como el resto de materiales objeto de limpieza de la playa, por lo cual es obligación del Ayuntamiento de Gorliz». No obstante, añaden que «la empresa contratada para la ejecución de las obras se encuentra colaborando permanentemente en la limpieza de los restos y escombros, los cuales son mínimos y puntuales en relación a la totalidad de piedras aparecidas».

Ante esta lamentable situación, muchos asiduos a esta playa se quejan de su estado y las afecciones que les causa. Pero ni siquiera saben cuál es la ventanilla a la que acudir.

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