Juanjo BASTERRA

Los expertos en prevención de riesgos laborales han consensuado una serie de actuaciones para implantar y desarrollar un control mayor de las enfermedades profesionales para que afloren en toda su extensión. Los últimos datos del Ministerio español de Trabajo e Inmigración confirman que en el primer semestre de este año se han producido 9.189 casos de trabajadores afectados por enfermedad, de los que 5.417 tuvieron baja laboral en el Estado español. En el conjunto de Hego Euskal Herria, en el primer semestre de 2009 se han declarado un total de 2.146 enfermedades profesionales, un 16,6% menos que el año pasado, de las que 1.015 causaron baja laboral, lo que supuso una reducción del 50,2% que puede estar relacionado con la bajada de la actividad, pero los expertos reconocen que no ocurre igual que con los accidentes de trabajo, sino que se vuelven a ocultar las patologías derivadas de la actividad laboral.

De éstas, 602 correspondieron a hombres y 413 a mujeres, según la estadística. En este caso, hay que recordar que en Hego Euskal Herria han fallecido ya 43 trabajadores y casi 23.000 han tenido un accidente de trabajo con baja.

Los expertos han considerado que la premisa fundamental que se sigue a la hora de investigar un accidente de trabajo es la del método del árbol causal: «de que no se deben buscar culpables, sino el conjunto de causas que lo motivaron, porque puede ayudarnos también a que aflore la realidad de las enfermedades profesionales». Esta conclusión está avalada por un grupo de sesenta especialistas y prevencionistas encabezados por Carlos Ruiz-Frutos, Juan Luis Cabanillas, Fernando G. Benavides, Jordi Delclós e Isabel de los Santos.

Reconocen que permite «conocer qué trabajadores tienen una enfermedad producida por el trabajo que realizan, porque es la única fórmula de prevenirlas y, para ello, es fundamental no sólo disponer de un cuadro de enfermedades profesionales actualizado, sino de un sistema de declaración que priorice el objetivo preventivo frente al indemnizatorio o punitivo».

Sin embargo, otros especialistas estiman que esa puede ser una salida, pero que no se deben ocultar las responsabilidades de quienes son realmente responsables de la seguridad y la salud de los trabajadores: los empresarios.

Han consensuado una serie de pautas de actuación para aflorar las enfermedades. Así, explican que es necesario ampliar el concepto de enfermedad profesional a efectos de la prevención para aumentar la investigación sobre las mismas. Para salvar el actual conflicto de intereses entre la utilidad preventiva y las aseguradoras, debería salvarse a juicio de los especialistas por medio de comunicaciones discrepantes que después se analicen de forma objetiva. También consideran muy necesarias la creación de unidades de salud para la vigilancia epidemiológica, a la vez que entienden que son necesarias «campañas de sensibilización que conciencien del problema de las enfermedades profesionales entre la población trabajadora», ya que tiene un efecto más negativo incluso que los accidentes mortales, dado que muchos trabajadores arrastran sus consecuencias durante toda su vida o, incluso, la pierden por haber trabajado en contacto con productos y sustancias químicas cancerígenas, por ejemplo.

También reclaman aumento de las titulaciones sanitarias referidas a las medicinas del trabajo, más atención primaria específica y reducir la carga de trabajo del médico de los servicios de prevención. Pero, sobre todo, piden que se intervenga para buscar las enfermedades «porque las hay».