Se nos dice que se presenta un «otoño caliente». Es un recurso que año tras año escuchamos, pero que después se queda en nada. Los mismos que avisan son los que vierten agua para que no prenda la chispa en la sociedad. Amagan, pero no dan y, desde luego, ellos deben ofrecer las explicaciones de esa actitud que, como siempre, da alas a la patronal, que conoce que del dicho al hecho, va un largo trecho.

Aunque nos digan que aparecen los primeros rayos de luz en el largo túnel de la crisis, todavía los trabajadores y la población en general tendremos que sufrir mucho. Los datos así nos lo están aventurando. Los empresarios quieren reducir los salarios. Dicen que hay que ser competitivos con el resto de trabajadores de la Unión Europea. Pero olvidan en su chistera que los trabajadores europeos de los países más desarrollados, esos en los que se ha comenzado a ver algo de luz en el túnel, cobran entre un 40% y un 60% más que los trabajadores vascos.

Sí, «otoño caliente» para los 56.544 trabajadores vascos que se encuentran con expedientes de regulación de empleo, y con la amenaza patronal de que a vuelta de este verano, será peor. Sí, «otoño caliente» para los 154.434 parados de los que 50.544 no perciben prestación económica, bueno ahora el simpático, por no utilizar otro apelativo, de Rodríguez Zapatero dará a una tercera parte de los mismos 420 euros al mes durante otros seis meses.

Creo que es momento de solicitar a esos que un día sí y otro también piden a los trabajadores que pierdan sus derechos sociales y laborales que sean flexibles en sus puestos y acepten la esclavitud como una manera de sobrevivir en el mercado laboral con unos salarios bajos, que nos guíen y den ejemplo.

¿Se imaginan al empresario Gerardo Díaz Ferrán, presidente de CEOE; a José Guillermo Zubía, de Confebask; al presidente del BBVA; a Xabier Iturbe, de Kutxa; o a Emilio Botín, presidente del grupo Santander, entre otros, con mil euros al mes en el bolsillo, vamos a ser generosos 1.500 euros? O a Patxi López, José Luis Rodríguez Zapatero, José Luis Bilbao, Iñaki Azkuna y una larga lista de políticos con 420 euros en sus bolsillos para todo un mes. Yo no. Creo que nadie.