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FINAL DE LA SUPERCOPA

El Athletic se ilusiona, pero sigue abocado a la campanada

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ATHLETIC 1

BARCELONA 2

Amaia U. LASAGABASTER | BILBO

El Barcelona llegó a San Mamés como favorito y no falló. Se llevó el partido y está bastante más cerca de hacerse con la Supercopa. El Athletic, sin embargo, y pese a que sólo una campanada le permitirá añadir un trofeo a sus vitrinas, no fue el cordero con cuya piel se ha querido vestir estos días.

El partido, de hecho, y dejando el marcador al margen, ofreció más de una buena noticia. Empezando por la imagen de los rojiblancos, considerablemente mejor -tampoco era difícil- a la que ofrecieron hace quince días frente al Young Boys e incluso a la que les llevó a remontar la eliminatoria europea en Berna. También el regreso, cuatro meses después de pasar por el quirófano, de un Igor Gabilondo muy participativo; o la aportación de hombres poco habituales como Ustaritz o de recién llegados como De Marcos. Tiritas, en definitiva, que hacen la derrotas más llevadera.

Ni la temperatura, bochornosa, ni la fecha se dejaron notar en un arranque de partido trepidante, en el que Athletic y Barcelona buscaron la portería rival a la carrera. El intercambio de golpes, de todos modos, apenas alcanzó los diez minutos. Los que necesitó el equipo catalán para empezar a hacer lo que le gusta, tener el balón, marcar el ritmo, descolocar a los rivales y explotar todos los caminos al gol. El Athletic intentaba se desgastaba inútilmente intentando presionar a su verdugo copero, misión casi imposible ante unos jugadores como los culés, capaces de ejecutar asistencias perfectas con el resuello de tres mastines en el cuello. Tampoco se les notaba la falta de competición a los jugadores de Pep Guardiola que, al menos en algunos casos, han debido pasar sus vacaciones en Jamaica, entrenando con Usain Bolt.

El primer tiempo, en definitiva, se decantó del lado del Barcelona, que rozó el gol en con regularidad: bien con un chut de Bojan desde la frontal que se estrelló en el larguero, bien con un misilazo de Alves ante el que se lució Iraizoz, bien con una contra ejemplar a cargo de Henry y Abidal y a la que sólo le falló el remate de Xavi.

Suena el despertador

A un cuarto de hora del descanso, el Athletic despertó de repente. Y lo hizo con suficientre consistencia como para acabar con el festival azulgrana. Con menos sutilezas, quizá, pero con un empuje considerable, los bilbaínos acabaron por volcar el partido en el área del Barcelona. Y, como éste, también empezaron a buscar las medidas de la portería. Gabilondo definió los laterales con un remate cruzado, a Ocio le tocó delimitar la altura con un disparo que miró al larguero de cerca, De Marcos afinó un poquito más y probó también a Valdés con un buen balón bombeado que salvó el meta culé y, finalmente, el propio atacante alavés se encargó de cuadrar las cuentas. Fue a un minuto del descanso, con una jugada personal dentro del área que tocó Puyol antes de que se convirtiese en el 1-0.

La ventaja le sentó de maravilla al Athletic, que regresó mandón al campo. O bien el Barcelona empezó a acusar la falta de competición. Lo cierto es que los catalanes ya no eran los dueños del balón, lo que deparó imágenes que hubieran parecido imposibles hace tres meses: los jugadores azulgranas persiguiendo la pelota mientras su rival triangulaba.

Otra vuelta de tuerca

Pero como lo único que merma el verano es el físico, el Barcelona fue capaz de igualar, e incluso de voltear, la contienda en un abrir y cerrar de ojos. Al cuarto de hora de la reanudación, Pedro tocó un centro de Keita para la incorporación de Xavi, que esta vez no perdonó. Y diez minutos después fue el propio Pedro, prácticamente desaparecido hasta entonces, el que empaló el balón desde la frontal para firmar el 1-2.

Otra vuelta de tuerca al partido. Y esta vez no era tan fácil sobreponerse. Ni el fuelle era el mismo del primer tiempo, ni el ánimo comparable al que prosiguió al gol de De Marcos, ni las sustituciones fueron capaces de variar el guión. Y, lo peor, el Barcelona parecía volver a sentirse de lo más cómodo. Recuperó el balón y, aunque más relajado, volvió a marcar el ritmo. Las ocasiones ya no fueron ni muchas, ni excesivamente claras, pero sí casi exclusivamente azulgranas. Sólo un disparo intencionado de Koikili y un doble remate de Castillo y Toquero acabaron con la monotonía, aunque el que volvió a ganerse los aplausos de la parroquia fue Gorka Iraizoz, en una acción parecida a la que se había vivido en el primer tiempo: chutazo de Alves y mano milagrosa del guardameta para enviar el balón al palo.

Así, sin más historia que algunos piques con Alves como protagonista estelar, acabó diluyéndose el choque, que vivirá su segundo capítulo dentro de una semana en el Camp Nou.

AL REVÉS

Athletic y Barcelona alternaron dominio y acierto. Los culés llevaron la voz cantante de inicio, pero se adelantó su rival. Y cuando parecía que éste tenía el partido controlado, fue el equipo de Guardiola el que volteó el marcador.

No hubo lleno en San Mamés, pero sí un gran ambiente

La temperatura ambiental estuvo incluso por encima de la meteorológica en San Mamés pese a que, como se preveía, la catedral no se llenó. Y es que los socios van a tener que pasar por taquilla tres veces en veinte días. Pagaron entre 5 y 15 euros para ver al Young Boys, entre 15 y 30 ayer y entre 10 y 20 por ver al Tromsoe.A.U.L.

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