Fermín Gongeta sociólogo
¡Aprieta esa tuerca!
Fermín Gongeta advierte de que la oleada represiva que vive Euskal Herria está teniendo el mismo efecto que una tuerca «apretada a muerte», con el consiguiente e inminente peligro de que el tornillo de nuestra libertad acabe por romperse.
Aprieta esa tuerca a muerte», me pidió Nikola, mi compañero de trabajo. «¿Qué es apretarla a muerte?, sonreí burlón. «Es apretar hasta un cuarto de vuelta antes de que se rompa el tornillo».
Su frase y su recuerdo se me hacen más vivos en los momentos en que, una vez más, la represión se ceba en Euskal Herria. Madrid y París, lo mismo que sus delegados, nos están apretando las tuercas a muerte y más allá. Más allá del cuarto de vuelta. Con el consiguiente riesgo de que se rompa el tornillo.
No son necesarios muchos datos de prensa. Mientras en Colombia son condenados quince militares por ejecuciones extrajudiciales, los estados español y francés silencian el paradero de Jon Anza de manera tan obstinada como falaz, encubriendo a los agentes que han propiciado su «desaparición». Mientras tanto Remi Ayestarán murió tras el acoso policial en Villabona. ¿Homicidio involuntario o tortura pertinaz?
La Sala Cuarta de la Audiencia Nacional, que preside la magistrada Ángela Murillo, prohíbe la celebración de los actos por los presos políticos vascos en Villabona. Algo que había sido autorizado por el juez del mismo tribunal Santiago Pedraz. Son leyes, decretos, denuncias, arrestos y condenas con el pretexto de mantener y proporcionar a la sociedad de la alta y media burguesía una seguridad frente a todo lo que denominan terrorismo. En Santander, el ministro Rubalcaba manifestó que «todos en la Audiencia Nacional colaboran bien con el Ministro del Interior» (E. P., 2009-07-28). Nosotros ya lo sabíamos.
Pero eso es lo que tenemos.
El consejero de Interior del Gobierno vascongado, el señor Ares, parece querer repetir las palabras del Cardenal Mella: «¡Voy a extirpar la herejía de mi pueblo como el matarife saca las tripas del toro!» («Durango, un sueño. 1493». Y. Amestoy. Primer acto, nº 231).
Es su objetivo, la destrucción del hereje, del que piensa de manera diferente, de todo aquel que se desvíe del pensamiento único de la razón del poder y de la fuerza.
Pero ¿de qué sirve lamentarnos? ¿Qué cambian nuestras alegrías o tristezas si no combatimos el origen y la razón de nuestro miedo? Porque «es el miedo quien fabrica los enemigos que justifican el derroche militar y policial» («Disculpen la molestia: armados contra los pobres». Eduardo Galeano). Han implantado la pena de muerte efectiva sobre 21 presos políticos vascos que han perdido la vida a consecuencia de la política carcelaria del reino de España y la república francesa. El Estado español, con su denominada «ley Parot», ya tienen legislada por el momento la cadena perpetua. ¿No puede la muerte súbita ser más liberadora que una vida, todo lo que tenga de duradera, sufrida en penitenciaría?
Cardenal.- No, hermano. No voy a poner tu final tan fácil. La vida duele y la muerte también ha de doler. («Durango, un sueño. 1439»).
Txakurra.- Sé que entre nosotros hay muchos espías de Roma y Castilla. Por eso cuidaré mis palabras; como vosotros, hombres y mujeres, debéis proteger espaldas y vientres.
Cardenal.- Los estados van a ser grandes y la Iglesia católica va a ser el sostén de todas las coronas poderosas. Todos los Durangos tendrán que someterse a los monarcas... Mañana Durango no existirá en los mapas (o. c.).
Ellos, Iglesia y Estado, continúan apretando las tuercas del poder sobre el débil tornillo de nuestra libertad. Y lo hacen más allá del cuarto de vuelta final, el que la destruye.
¿Qué tiene de novedoso el que el señor Rubalcaba afirme que nunca legalizará a Batasuna, aunque condene la violencia? Ya nos ha anticipado que el final de ETA no será un final dialogado, que Batasuna debe convencer a ETA para que deje las armas, que Batasuna no estará jamás en las instituciones mientras ETA siga viva, que los tribunales ya han demostrado que ETA y Batasuna son lo mismo.(GARA, 2009-08-03/04)
Existe al parecer un entorno de ETA, un entorno de Batasuna, un entorno cultural y político que disgusta al ministro y al Gobierno. Por eso mantengo con Eduardo Galeano que «es sano acabar con esta dictadura universal de los asustadores profesionales» (o. c.).
Señores políticos, no aprieten la tuerca a muerte.