Eguzki denuncia en Bilbo el sinsentido de la prórroga dada por Zapatero a Garoña
GARA
El colectivo ecologista Eguzki está aprovechando intensamente Aste Nagusia de Bilbo para denunciar la reciente prórroga dada a Garoña por el Gobierno español. Entre otras cosas, hizo presente su demanda en el acto que inició las fiestas. Ayer añadió en una nota que la decisión de mantener la central abierta hasta 2013 es una «acrobacia política», en alusión a que para entonces habrá otro parlamento, y quizás incluso otro gobierno.
Bajo el lema «Garoña itxi orain», los ecologistas presentes en el lanzamiento del txupin quisieron «trasladar la voz de la calle con música y alegría» junto a las comparsas, a la vez que reclamaban una sociedad «más justa, solidaria y sin Garoña».
Sustenta su afirmación de que se trata de una «acrobacia» en que para fijar el cierre dentro de cuatro años «no hay criterios económicos, ecológicos ni democráticos que lo avalen. Todos y cada uno de los datos y voluntades son tan válidos para hoy como para 2013».
En ese sentido, Eguzki sostiene que hace falta «mayor liderazgo y firmeza» para dirigir el cambio hacia «un modelo democrático, económico y energético sostenible y seguro».
Junto a ello, se hace eco de que el pasado 9 de agosto se registró un nuevo incidente en la central nuclear al incendiarse un transformador en una subestación eléctrica, algo que en su opinión evidencia la falta de seguridad para la población, pese a la supuesta «puesta a punto» de la central en el último año y tras el anuncio de Nuclenor sobre recurrir la decisión política del cierre en 2013.
Igualmente denuncian la «actuación impune» de Nuclenor ante «el empeño de seguir vendiendo visitas guiadas en plan turístico» que ofrece para el 2014 y 2015 tras el cierre de la central, que entienden que puede ser «una muestra de manipulación pro-nuclear a los visitantes». «Desgraciadamente, podría llegar el caso de convertirse en un lugar de peregrinaje turístico similar a Chernobil», afirma Eguzki en su nota.
El colectivo ecologista asegura que ya era consciente de las dificultades que entrañaría cerrar la central por la presión de los lobbys nucleares. No obstante, insisten en que el cierre «no supone reducir la dependencia energética ni rebajar el consumo de otras nucleares del Estado francés», como se alega.