Los niños fueron los protagonistas el pasado miércoles en la Quincena Musical donostiarra. Sus actividades comenzaron un poco más temprano de lo habitual, a eso de las cinco y media de la tarde. Sobre esa hora, la Plaza de Okendo se había llenado ya de numerosos padres que esperaban ansiosos para ver actuar a sus hijos, de colonias en «Musika bai!», un campamento de verano en el que los niños reciben también clases de música. Allí estuvieron dándolo todo, tocando y cantando para deleite de sus progenitores. Mientras tanto, y a unos poco metros, en el interior de la Sala Club del Victoria Eugenia, se desarrollaba «Ehunzango baten ipuinak», que acogió al que probablemente sea el público más joven de todo el festival, pues estaba repleto de chavales entre dos y cinco años. El espectáculo contaba la historia de Elisa y Marisa, dos amigas que se van de paseo por el bosque y se encuentran una caja de regalo repleta de calcetines mágicos de los que salen cuentos y canciones. Izaskun Mujika y Patricia Eneritz fueron las dos expresivas y divertidas actrices que desgranaron el texto, precioso pero quizá algo complejo para niños tan pequeños, de Gorka Pastor, mientras se intercalaban fragmentos musicales de Debussy, Prokofiev, Mancini y tantos otros.

La cita principal del día tuvo lugar un poco más tarde, a las siete, en la sala principal del Victoria Eugenia. Allí Els Comediants presentaron su versión pensada para niños de «La Flauta Mágica» de Mozart, traducida al castellano para la ocasión. Esta «Pequeña Flauta Mágica» funciona bastante bien para los pequeños, a pesar de que seguramente no les resultó fácil seguir la historia ni entender la dicción de los cantantes. Pero tuvo un Papageno divertidísimo que ejerció de maestro de ceremonias y numerosos elementos escénicos para mantener la atención de los pequeños, como un desarrollo rápido y jalonado de sorpresas, vestuarios estrafalarios y muchos colorines por doquier. Los cantantes lo hicieron bastante bien tratándose de una iniciativa como ésta y, concretamente, la Reina de la Noche firmó un «Der holle rach» muy notable. Buen broche final al día más joven de la Quincena.