Los tripulantes y supuestos secuestradores del carguero finlandés «Arctic Sea», cuya desaparición -luego desmentida por las autoridades marítimas de Malta- mantuvo en vilo a una veintena de países, llegaron ayer a Moscú sin que aún se haya resuelto el misterio sobre lo que realmente ocurrió. Un avión de la fuerza aérea rusa aterrizó en el aeropuerto militar de Chkalovsky, en las afueras de Moscú, justo antes del mediodía con once de los quince tripulantes. Poco antes había aterrizado otro avión con los supuestos secuestradores.

El Ministerio de Relaciones Exteriores precisó en un comunicado que cuatro tripulantes se habían quedado a bordo del «Arctic» para garantizar la seguridad del navío. «Las condiciones físicas y sicológicas de todos los marineros son buenas», agregó.

La televisión rusa mostró las imágenes de uno de los tripulantes que describió las circunstancias de la captura del barco por los piratas. «Vinieron desde ambos lados y el maquinista tuvo tiempo de enviar un mensaje de texto diciendo que el barco había sido secuestrado», relató.

Pese al hallazgo del «Arctic», no han cesado las especulaciones sobre su misteriosa desaparición. Ayer, el ex jefe del Estado Mayor estonio Tarmo Kouts planteó que podría haber sido utilizado para intentar transportar una carga de misiles de crucero a Irán.

El delegado de Rusia en la OTAN, Dimitri Rogozin, le respondió que en vez de «inventar historias, deben aprender importantes lecciones».