Campeonatos del Mundo - Berlín`2009
Habrá que mirar si Bolt es humano o tiene algún dedo rígido
Sin Tyson Gay como rival incómodo y con el viento ligeramente en contra, el velocista jamaicano batió su récord en el doble hectómetro en 11 centésimas. Blanka Vlasic recuperó el oro en salto de altura.
Arnaitz GORRITI | BILBO
`Los Invasores' fue una serie televisiva estadounidense de cierto éxito en la que se narraba cómo los extraterrestres llegaban al Planeta Tierra con intención de conquistarla. La manera de reconocerlos, ya que su apariencia era de lo más común con respecto a los demás seres humanos, era por la rigidez absoluta de su dedo meñique. Habrá que empezar a mirarle los dedos a Usain Bolt, no vaya ser que tenga alguno rígido de por vida.
No podría haberse hecho mejor regalo la víspera de su cumpleaños. Benditos 23 veranos, y los que vengan, si es capaz de celebrarlos así, batiendo su propio récord mundial de los 200 metros, bajando hasta 11 centésimas respecto al prodigio que protagonizó en Beijing: 19.19 segundos. Con viento a favor y un rival que lo apriete, Bolt podría ser capaz de romper la barrera de lo 19 segundos.
Y, a priori, nada hacía presagiar semejante barbaridad. Tyson Gay, su principal rival en los 100 metros lisos y poseedor de la mejor marca mundial de la temporada con 19.58 segundos, declinaba tomar parte en la prueba del doble hectómetro aduciendo problemas musculares. Sólo Wallace Spearmon, eliminado en Beijing y muy motivado, podía hacerle sombra. Para postre, el viento pegaba ligeramente en contra, 0,3 metros por segundo.
Pero no. Después de una salida en falso, Bolt salió en estampida y dijo adiós a todos. Su compatriota Steve Mulings quiso seguir su estela, pero se vino abajo en la recta final. Igual que en Beijing, Bolt se dejó los aspavientos y las celebraciones para después, marcando una velocidad en la que dejaba descolgado a su propia sombra. Mientras, el joven panameño Alonso Edward volaba de atrás hacia delante para doblegar a Spearmon y batir el récord de su país. 19.81 y medalla de plata. Pero es que sabe a poquísimo cuando enfrente hay una bala como Usain Bolt que muestra que es ambicioso hasta cuando de retarse a sí mismo se trata. Y, si la descoordinación y el cansancio no lo impiden, aún le toca disputar el relevo 4x100, que tendrá hoy sus series.
El baile de Vlasic
La croata Blanka Vlasic recuperó el trono perdido en Beijing en la final de salto de altura. Le costó a la saltadora dálmata, ya que precisó volar sobre los 2,04 metros para desbancar a la rusa Anna Chicherova y la atleta local Ariane Friedrich, mejor marca mundial del año con 2,06.
La sesión tuvo una enorme calidad, pero supo a poco ya que ninguna estuvo realmente a su verdadero nivel, excepto Vlasic, que con su brinco sobre 2,04 metros sentenciaba la final a su favor. Su bailecito de celebración, lleno de rabia y cierta altivez, denotaba que se había quitado un peso de encima. Aun así, la alemana Friedrich aún le haría dar un vuelco a su corazón, ya que se reservó un último salto sobre 2,06 metros, y estuvo realmente cerca de franquear el listón. Vlasic, tras saberse ganadora, probó a romper el récord que ostenta Stefka Kostadinova desde el 30 de agosto de 1987. No quedó muy lejos, pero esta vez tampoco pudo con los 2,10 metros del listón.
El quinto oro para Jamaica
Otra de las vencedoras que a punto estuvo de hacer récord del mundo fue la jamaicana Melaine Walker, que hizo un tiempo sensacional de 52.42 segundos, récord de los campeonatos y segunda mejor marca de todos los tiempos, por delante de la estadounidense Lashinda Demus, que llegaba a Berlín con la mejor marca de la especialidad.
La final tuvo una calidad terrible en la que la caribeña se impuso en los últimos metros, merced a una resistencia descomunal. Sin tanto nombre como `el rayo' Bolt, Walker conquistó la quinta medalla de oro para su país, rey indiscutible hasta el momento de estos Mundiales de Berlín.
La final de menor calidad fue, a su vez, la más emocionante en cuanto al resultado final ya que se debió recurrir a la photo finish. La final de los 110 metros vallas no tuvo el lustre de pretéritas ocasiones debido a la lesión del cubano Dayron Robles. El dominador absoluto -récord mundial y vigente campeón olímpico- de la prueba se lastimó en la serie calificatoria del miércoles y, aunque salió en las semifinales de ayer, no pudo ni llegar a la meta, ya que se resintió de su dolencia -la agravó probablemente- a los pocos metros de haber arrancado.
Así las cosas, los metales se los repartieron entre Ryan Brathwaite, de Barbados, y los estadounidenses Terrence Trammell y David Payne. Los jueces se tomaron su tiempo, ya que la igualdad fue tal que los tres corredores entraron en la meta con una centésima de diferencia entre sí. Tras mucho deliberar, los jueces estimaron que el barbadiano fue quien se fuera a colgar el oro.
La medalla de oro conquistada el miércoles por la sudafricana Caster Semenya en la final femenina de 800 metros, está dando que hablar. No sólo por su poderío y su ventaja, dos segundos con respecto a la medalla de plata, sino por su físico, hasta el punto de dudar que ella en realidad sea «ella», o quién sabe si «él».
Ello está suponiendo un auténtico dolor de cabeza para la Federación Internacional de Atletismo, IAAF, que ya sometió a Semenya a un test para asegurarse de su condición de mujer. Pero con la tardanza de los resultados, «varias semanas aún» según el portavoz de la IAAF, Nick Davies, complican más aún si cabe un caso ya de por sí complejo y, ante todo, realmente delicado. Como si el dopaje no bastara, con el primer caso revelado el martes con el marroquí Jamal Chatbi sobre 3.000 metros obstáculos.
Por lo pronto, la IAAF rompió su propio protocolo e impidió a Semenya ofrecer rueda de prensa alguna sobre la final de 800 metros. «Es joven, hace seis meses no la conocía nadie, y necesita tiempo para prepararse para lo que le puedan preguntar», argumentaba Pierre Weiss, secretario general de la IAAF.
El secretario general volvió a curar en salud a su organización comentando que «habrán de esperarse dos o tres semanas hasta obtener el resultado final. Ella recibirá su medalla de oro, pero podría ser desposeída de la misma a la vista de los resultados del test de feminidad». El proceso de verificación de sexo exige una evaluación en la que intervienen ginecólogos, endocrinos, psicólogos y expertos en medicina interna.
Por otra parte, el Congreso Nacional Africano -ANC- tomó partido por ella. «Caster no es el único atleta femenino con una morfología masculina, y la Federación internacional debería saberlo», declaraba el portavoz de la ANC Brian Sokutu, que recordó la morfología andrógina de atletas como María Mutola.
Por último, los padres de Semenya piden «que dejen en paz» a su hija. «Es mi niña pequeña. Yo la vi nacer y la crié. Es una mujer y lo repetiré un millón de veces si es necesario» declaró Jacob Semenya, padre de la atleta en cuestión.A. G.
Paula Radcliffe, plusmarquista mundial de maratón, no participará en la prueba de Berlín. La corredora, de 35 años, ha estado parada por una lesión en un pie, se probó en el medio maratón de Nueva York, prueba que ganó, pero no se encuentra en plenas condiciones.
El donostiarra Mikel Odriozola afronta esa mañana una nueva final mundial en su especialidad: los 50 kilómetros marcha. El guipuzcoano reveló a GARA que su objetivo es «lograr una medalla o un puesto de finalista». El favorito será el joven italiano Alex Schwazer.
Jeremy Wariner es el indiscutible rey de los 400 metros lisos, pero el año pasado sufrió una dolorosa derrota en la final de Beijing a manos de su compatriota LaShawn Merrit. Esta tarde, Wariner buscará el desquite. Difícilmente tendrá una mejor ocasión.