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Remontada rojiblanca

Demasiada afición a la marcha

Un gol de Llorente en el minuto 90 desató la locura en San Mamés y permitirá al Athletic viajar a Tromsoe con ventaja. Mínima, porque los rojiblancos realizaron suficientes concesiones como para que el equipo noruego se adelantara en dos ocasiones.

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ATHLETIC 3

TROMSOE 2

Amaia U. LASAGABASTER | BILBO

Es difícil creer que a un equipo le guste complicarse la vida para que sus éxitos resulten más suculentos, pero con el Athletic existe, cuando menos, la tentación de pensarlo.

No es la primera vez que sucede, ni siquiera en esta temporada que acaba de echar a andar. El de ayer fue el tercer partido de los rojiblancos en San Mamés y el segundo en el que, ante un rival teóricamente inferior, se conceden demasiadas facilidades para acabar jugando contrarreloj. El problema es que la táctica no asegura el éxito. O que, como mínimo, afecta gravemente al corazón: anoche hubo que esperar hasta el minuto 90 para que el Athletic anotase el gol que remontaba el partido y que le permitirá viajar dentro de una semana a Tromsoe con ventaja, aunque sea mínima. En definitiva, que a este equipo le va demasiado la marcha.

Lo cierto es que, con el silbido inicial de Sascha Kever, pareció también ponerse en marcha la máquina del tiempo. Como sucediera hace tres semanas ante el Young Boys, la noche no tardó en coger mala pinta. También al Tromsoe le bastó con portarse como un equipo aplicado para consumir la chispa de su anfitrión. La vista de Jenssen y, sobre todo, la velocidad de Moldskred hicieron el resto frente a un Athletic en el que apenas Gorka Iraizoz estuvo a la altura en el primer tiempo. Tras un par de amagos, el tanto noruego acabó llegando a tres minutos del descanso, con un disparo raso de Moldskred desde la frontal, que se coló pegado al palo.

La mala leche de la parroquia, que fue en aumento en el arranque de la reanudación, y posiblemente también la propia, se dejó notar en un Athletic que, sin cegarse con balonazos que no le habrían conducido a ninguna parte, intentó cercar el área de Ramovic en el segundo tiempo. Tuvo premio al cuarto de hora, con un penalti sobre Javi Martínez, que transformó el propio centrocampista navarro y que acabó de animar a los suyos. Poco faltó, de hecho, para que los bilbainos redondeasen la remontada. Sobre todo con sendos remates de Toquero que, nada más saltar al campo, primero voleó y después cabeceó, sendos balones que acabaron en las manos de Ramovic.

Habría sido demasiado fácil. Hubo que encajar el 1-2 -otro disparo raso desde la frontal, en esta ocasión de Lindpere- para que los rojiblancos se encontrasen definitivamente en su salsa: con la afición debatiéndose entre el mosqueo y la llamada a la épica, y el equipo obligado al milagro. Que acabó llegando. Un golazo de De Marcos y un precioso cabezazo de Llorente, ambos a servicio de Toquero, desataron la locura en San Mamés y dejan la Europa League un poquito más cerca.

 

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