Patatas con chistorra para recordar a los represaliados
Es otra de esas citas que no falta en cada Aste Nagusia. La comida en el recinto txosnero en recuerdo a los represaliados políticos vascos. Al igual que el año pasado, cientos de personas dieron buena cuenta del menú a base de patatas y carne. Todo en un ambiente festivo y con absoluta tranquilidad, después de una movidita mañana. Los mayores aplausos se los llevaron la uruguaya Norma Morroni y la chupinera Sonia Polo.
Joseba VIVANCO
Hasta la txosna de Txori Barrote no alcanzaban ayer los olores de las cazuelas de bacalao al pil pil que se preparaban al otro lado del Arenal. Irene removía y removía otra cazuela, metálica y de enorme diámetro, pero con patatas y chistorra. Nada de patatas a la riojana con chorizo. Con chistorra... ¿a la bilbaina? En total, 220 kilos de patatas para dar de comer a los 1.100 comensales previstos en la comida que familiares y allegados de represaliados políticos vascos que se reúnen cada Aste Nagusia, éste año en un ambiente mucho más caldeado que otros.
Irene seguía removiendo la cazuela desde las diez de la mañana. «Si no está listo para las tres de la tarde, que hagan tiempo y dejen dinero en las txosnas, que también ellas tienen que vivir», comentaba. Pero llegada esa hora se comenzaba ya a servir a las hileras de mesas y sillas desplegadas junto a la ría bilbaina.
De primer plato, las patatas con chistorra; de segundo, ternera a la carrillera. «Ésa ya la tenemos preparada. Son cinco cazuelas en total», añade. Y de postre, como siempre, helado. El hambre y las ganas de pasarlo bien corrían por cuenta de quienes se acercaron a compartir esta comida de homenaje.
Norma Morroni, presente
Una de las personas que compartió ese mantel fue Norma Morroni, madre del joven uruguayo Fernando Morroni, mortalmente acribillado hace quince años en su país por defender el derecho de asilo de los vascos. Fue, sin duda, la que concitó los mayores aplausos de los comensales, que antes de comenzar con el menú también saludaron efusivamente a la chupinera, Sonia Polo, que se pasó por la txosna de Txori Barrote, aunque no se quedara a comer.
Los que lo hicieron dieron buena cuenta, sobre todo, de la carne, porque las patatas escasearon; cayó vidrio en una cazuela y el trabajo de Irene y demás cocinillas se fue al traste. Pero el café y la copa alegraron la comida, que se desarrolló «tranquila», el mejor postre posible.
Hoy, antesala del final de las fiestas, a quienes les toca reunirse para la comida de hermandad es a las comparsas, que celebran su día, en una sobremesa en la que una vez más medirán sus fuerzas en herri kirolak.
En el día que las comparsas se dedican a sí mismas, se harán públicos los galardonados con las banderas azul y marrón. Respecto a la primera es una incógnita, aunque para la segunda parece haber favorito claro.