Represión en el día grande de Aste Nagusia
La Ertzaintza arremete contra Etxerat y revive la tensión matinal
Tres detenidos, varios heridos y numerosas cargas policiales conforman el balance de la actuación de la Ertzaintza, que, una vez más, intentó sacar de la calle las revindicaciones y la solidaridad hacia los presos. Pese a todo, esas demandas, así como las de la libertad de expresión y los derechos de los represaliados políticos vascos, se hicieron notar en el día grande de Aste Nagusia. La actuación policial provocó momentos de gran tensión en la zona festiva.
Ruben PASCUAL | BILBO
La Ertzaintza trató, sin éxito, apagar las revindicaciones y la solidaridad en el día grande de la Aste Nagusia bilbaina. No obstante, cargó durante la mañana, agredió a quienes participaban en la tradicional movilización de Etxerat a Sabin Etxea por la tarde y creó momentos de tensión al anochecer. La jornada terminó con un balance de al menos tres detenidos y varios heridos.
La primera cita era al mediodía en la plaza Zabalburu. Ciudadanos y comparseros bilbainos ofrecieron una rueda de prensa después de que, horas antes, comunicaran a la Ertzaintza la desconvocatoria de la movilización programada en favor de la libertad de expresión y la democracia. La decisión de suspender la cita vino marcada por el veto impuesto por el Departamento de Interior de Lakua, dado a conocer el jueves, tan sólo un día después de que fuera presentada. El mismo día, el TSJPV también avaló la decisión del juez Baltasar Garzón de prohibir la manifestación impulsada por la izquierda abertzale en defensa de la independencia y reclamando un cambio político y social.
Pese a que la manifestación de ayer fue desconvocada, cerca de un millar de personas se reunieron alrededor de la plaza de Zabalburu, en medio de un amplio despliegue policial. En la comparecencia denunciaron «la caza de brujas» y agregaron que «este verano la situación se está volviendo insostenible», haciendo alusión a «los incidentes a cuenta de las fotos de presos, la negación del derecho a manifestarse y la represión de ideas».
Además, advirtieron que, «para hacer frente a estos ataques» es «necesaria la colaboración e implicación» de todas las personas que «están a favor de las libertades en Euskal Herria».
Una vez terminada la intervención, los asistentes iniciaron una movilización por las calles adyacentes. Al paso de la manifestación arreciaron gritos en favor de la independencia, la libertad de expresión o la democracia, así como proclamas en contra del PSE. También se volcaron varios contenedores para evitar el paso de los agentes.
Cuando la marcha transcurría a la altura de la calle Rodríguez Arias, apareció un amplio dispositivo de la Policía autonómica, que cargó contra los manifestantes. Apenas fueron unas carreras y unos pocos pelotazos, ya que los manifestantes se dispersaron por la zona.
Según difundió posteriormente la consejería dirigida por Rodolfo Ares, la carga se saldó con tres detenidos y un ertzaina herido leve.
Golpes contra Etxerat
A las seis de la tarde, Etxerat había convocado la tradicional concentración semanal ante Sabin Etxea y una posterior movilización, después de la comida que anualmente se celebra en la txosna de la comparsa Txori Barrote en solidaridad con los represaliados políticos y sus familiares.
Previamente, Lakua había advertido de que no iba a permitir que nadie portara fotos de presos. Cuando restaban unos minutos para las seis, otro gran dispositivo de la Ertzaintza, helicóptero incluido, permanecía apostado ante la sede jeltzale. Cerca de medio millar de personas había acudido a expresar su solidaridad tanto a los presos como a sus allegados bajo el lema «Errepresaliatu guztiok etxera». Muchos de los asistentes portaban pequeñas fotos de presos pegadas en la ropa.
Tras la concentración, justo en el momento en el que partíala manifestación, la Ertzaintza volvió a provocar, por segunda vez en el mismo día, momentos de gran tensión.
Casi a quemarropa
Apenas habían transcurrido unos segundos de la partida de la cabecera cuando se escucharon varios pelotazos, seguidos de los gritos y las carreras de la gente que participaba en la movilización.
Según explicaron testigos presenciales a este diario, uno de los participantes besó la foto de su hermano preso ante los ertzainas y fue increpado por ello. Tras una discusión, los ertzainas dispararon, casi a quemarropa, varias pelotas de goma contra la cola de la manifestación. Cabe recalcar el elevado número de personas de avanzada edad que en ese momento participaban en el acto de solidaridad.
Esos momentos de elevada tensión vividos se saldaron con, al menos, dos personas heridas -una mujer por un porrazo en el codo, y otra por un pelotazo en la columna vertebral- y un hombre retenido, al que llegaron a esposar por negarse a identificarse. Finalmente, los agentes no llegaron a detenerlo, en contra de lo que difundieron las agencias informativas, y pudo abandonar el lugar.
Los testigos también censuraron la actitud de los ertzainas por hacer oídos sordos, al menos en primera instancia, a la petición de una ambulancia para que pudiera ser atendida una de las mujeres a la que segundos antes ellos mismos habían golpeado.
Una de las dos mujeres heridas tuvo que ser ingresada en el hospital de Gurutzeta debido a las contusiones. Se trata de la madre del preso político urduliztarra Gorka Martínez.
Finalmente, la marcha continuó por la Gran Vía, hasta alcanzar la plaza Elíptica, donde finalizó la movilización sin que se registrara nuevos incidentes.
Tercera protesta
Sólo una hora más tarde, sobre las 20.00, un nutrido grupo de personas se reunió ante el Arriaga y se dirigieron hacia la plaza Circular solicitando la libertad de los detenidos y reclamando libertad de expresión.
La Ertzaintza no tardó en volver a desplegar sus unidades, que en esta ocasión llegaron con un ostentoso aire chulesco y que se pusieron frente a los manifestantes, que optaron por retirarse.
Según relataron testigos presenciales a GARA, en primera instancia los ertzainas hicieron oídos sordos a la solicitud de que acudiera una ambulancia para atender a una mujer a la que previamente habían golpeado.
El celo represivo de la Fiscalía y de la Audiencia Nacional les llevó ayer a ordenar a la Policía autonómica que vigile a la recién creada comparsa Komantxe por adherirse en su programa a varias citas en defensa de los derechos de los presos políticos.
Un grupo de encapuchados quemó un autobús de transporte público en Bilbo hacia las diez de la noche. Según informó el Departamento de Interior de Lakua, los encapuchados detuvieron un bus que circulaba de vacío por el barrio de Rekalde, obligaron a su conductor a bajarse y prendieron fuego al vehículo. Los bomberos acudieron al lugar para controlar las llamas aunque, según indicó Interior, éstas alcanzaron a cinco coches aparcados en las inmediaciones que también quedaron calcinados. Antes, sobre las 20.30, un grupo de encapuchados montó una barricada de fuego en la calle Ribera en su confluencia con Barrenkale.GARA
El coordinador y vicecoordinador de Aralar, Patxi Zabaleta y Jon Abril respectivamente, llevaron a cabo ayer una rueda de prensa en Donostia en la que reprobaron la política impulsada por el Gobierno de Lakua sobre la retirada de las fotografías de los presos políticos vascos. «No estamos de acuerdo con su política antiterrorista», afirmó Zabaleta para, acto seguido, mostrar su preocupación y desacuerdo sobre la política contra la izquierda abertzale, la cual calificaron de inoportuna y perjudicial.
Por su parte, el delegado del Gobierno español en la CAV, Mikel Cabieces, volvió a defender la ofensiva contra la izquierda abertzale y contra las muestras de solidaridad hacia los prisioneros políticos. En su opinión, gracias a esa política de «tolerancia cero» el país «está caminando hacia una situación de normalidad».
En cambio, Patxi Zabaleta afirmó que el consejero de Interior de Lakua, Rodolfo Ares, «ya ha superado todos los límites» para, en sus palabras, deslegitimar a ETA y opinó que la prohibición sistemática de manifestaciones está conculcando el derecho de la libertad de expresión de la ciudadanía. Cuestionó, además, el sustento legal de esa apuesta por retirar los retratos de los presos y afirmó que todo ello hace un flaco favor a la convivencia. A su parecer, se trata de un «claro ejemplo de abuso de poder por parte del Gobierno».
No es de la misma opinión Mikel Cabieces, quien defendió la política de Lakua y llegó a decir que «quien prohíbe una manifestación no politiza las fiestas», sino que eso lo hacen «los de siempre» con sus movilizaciones.
Aunque intenta aparecer posicionada en la equidistancia, Ezker Batua no dudó en criticar a la izquierda abertzale tras las cargas policiales de ayer en Bilbo. «Es inaceptable que quienes dicen defender la libertad de expresión opten por fomentar la confrontación y los actos violentos», comentó EB.GARA