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El Gobierno alemán intensifica la presión para acelerar la venta de Opel

El portavoz del Gobierno alemán matizó ayer que los avales para la venta de Opel son sólo para la oferta de Magna, mientras la canciller Angela Merkel manifestó su disgusto por la falta de decisión de General Motors al no adoptar ninguna medida sobre la operación. El ministro de Exteriores germano pidió el sábado ayuda a Hillary Clinton en el proceso de venta, pero Washington replicó ayer que no intervendrá en la decisión de General Motors.

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El Gobierno alemán puntualizó ayer que únicamente apoyará con avales públicos la compra de Opel por parte del fabricante de componentes austríaco-canadiense Magna, y que no se plantea respaldar la oferta presentada por el inversor RHJI.

Esta matización, realizada por el portavoz del Gobierno germano Ulrich Wilhelm, vino tras varios días de negociaciones, aunque las presiones y manifestaciones más tensas empezaron después de que el pasado viernes, el consejo de administración de la estadounidense General Motors, dueña de Opel, decidiera no tomar medida alguna para clarificar el futuro de la compañía europea.

Según explicó el portavoz alemán, las precisiones formuladas desde Alemania a petición de la ex casa matriz General Motors sólo comprenden la opción de Magna. Y añadió que «un eventual apoyo a RHJI no formaba parte de la respuesta», en alusión a la carta enviada por el secretario de Estado de Economía, Jochen Homann, a la dirección de GM. Pese a la postura alemana, Wilhelm insistió en que el Gobierno de Berlín confía en la posibilidad de un acuerdo y subrayó que éste sólo podrá conseguirse «en un clima constructivo y no de confrontación».

Washington no intervendrá

Las presiones del Gobierno alemán se intensificaron el sábado con la petición que hizo a Hillary Clinton el ministro de Exteriores, Frank Walter Steinmeier, para que ayudara en la venta. Sin embargo, el Gobierno de EEUU afirmó ayer que no intervendrá y dejará que la dirección del fabricante automovilístico estadounidense decida cuál de las ofertas de adquisición quiere aceptar.

El portavoz adjunto de la Casa Blanca, Bill Burton, aseguró que el presidente de EEUU, Barack Obama, considera que las decisiones sobre la gestión de las operaciones diarias de GM deberían ser tomadas por sus directivos y no por el Gobierno. «Él nunca quiso meterse en el negocio automovilístico y está satisfecho con que sean ellos los que tomen sus decisiones y con que se recuperen», señaló el portavoz. Por su parte, la canciller, Angela Merkel, expresó el domingo su esperanza de que el problema se resuelva en breve, aunque también manifestó su decepción por la falta de decisión de GM. El ministro alemán de Economía, Karl Theodor zu Guttenberg, añadió el sábado que, en su opinión, existe «espacio para un acuerdo» sobre el futuro de Opel con su casa matriz. La próxima reunión formal de la dirección de General Motors no está prevista hasta el 8 ó 9 de septiembre, por lo que no cabe esperar que la decisión se produzca antes. El fabricante americano sigue teniendo sobre la mesa dos ofertas de adquisición de su antiguo negocio europeo: la del fabricante de componentes austríaco-canadiense Magna, en cooperación con el grupo automovilístico ruso GAZ y el banco Sberbank por un lado, y la del inversor belga RHJI, perteneciente al estadounidense Ripplewood, por otro.

Incertidumbre y opiniones dispares entre los empleados

El hecho de aplazar la toma de decisión sobre el futuro de Opel ha creado gran controversia entre los políticos y ha creado incertidumbre entre los empleados, que son cerca de 54.000 en las distintas plantas europeas.

El comité de empresa de Opel amenazó con emprender acciones contra la ex casa matriz General Motors si no toma una determinación esta misma semana sobre el futuro de la empresa. El presidente del comité, Klaus Franz, afirmó ayer que la paciencia de los trabajadores se ha agotado y que nadie puede aceptar que General Motors no haya tomado todavía una decisión. En ese sentido afirmó que los sindicatos de la firma automovilística podrían llevar a cabo «medidas espectaculares».

Mientras el presidente del comité de empresa europeo reiteró su apuesta por el grupo Magna, candidato favorecido también por el Gobierno alemán, los estados federados con plantas de la firma automovilística y los distintos comités de empresa de las factorías, la opinión del presidente del Comité de Empresa de la planta de GM en Zaragoza es totalmente opuesta: ayer criticó la «presión descarada» ejercida por el Gobierno y la representación sindical alemanes a favor de la oferta de Magna para la adquisición de Opel.

Por ello, el presidente del Comité en Figueruelas, factoría que cuenta con 7.500 trabajadores, insistió en que el consejo de administración de General Motors debe tomar la decisión «tranquilamente, bajo criterios estrictamente económicos y no políticos». Y criticó también las últimas declaraciones y amenazas de su homólogo europeo. GARA

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