La última melonada que se le ha ocurrido a Rudolf (por cierto, ¿hay más consejeros en el Gobierno de López?), ésa de boicotear los bares donde haya fotos de presas y presos, va a brillar con luz propia en la Enciclopedia de las Melonadas que algún día escribiré. Y a los medios más próximos a su tarea, o sea, a los de la derecha más fachonga, les ha parecido una maravilla.

El editorialista de «La Razón» se felicitaba por «la visión a largo plazo» de Ares, y tras constatar que «sin duda, éste es el reto más exigente y ambicioso del Gobierno vasco, puesto que exige un cambio de mentalidad en una sociedad compleja, dividida y amedrentada por los violentos, aunque hay signos de que empieza a despertar de su letargo», lamentaba que «como era de prever, en esta labor por erradicar a los radicales del espacio público, el Ejecutivo sólo ha encontrado el apoyo del PP» O sea, un chasco.

En «Abc» iban por los mismos derroteros: «La complicidad de un sector de la sociedad vasca con los terroristas de ETA es una evidencia que exige una actitud firme y decidida para dar la batalla en nombre de la democracia y la libertad. El nacionalismo es contrario al sentimiento de convivencia y respeto a los demás, en nombre de una falacia histórica, social y cultural que pretende imponerse como verdad oficial». Cuando hablan de «actitud firme y decidida», piensan en porras, pelotas de goma, cascos, botas...

También aquí aplaudían con las orejas «el pacto por la Constitución entre PP y PSE», aunque todavía queda mucha tarea por delante: «hay que afrontar en todas sus dimensiones la cuestión educativa, uno de los fundamentos del acuerdo sellado entre Patxi López y Antonio Basagoiti, que ha permitido desalojar del poder autonómico al PNV y a sus socios. Si por ahora los nacionalistas mandan en las escuelas y universidades, resulta imprescindible apoyar a las muchas personas dignas y sensatas que luchan por una enseñanza en libertad y se sienten amedrentados y acosados -física y moralmente- por los asesinos y su entorno social». Esperen, ya verán cómo vuelven a cargar contra el euskara.