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Josu Imanol Unanue Astoreka Activista social

Propaganda ilegal y boicot necesario

Dinero público es el dinero que todos ponemos pero que otros gestionan de manera poco acertada y sin crítica alguna. Imaginémonos ese dinero invertido en hospitales, centros culturales, ayudas a los más necesitados...

No es mi intención remover las conciencias adormiladas de la gente de bien, lo juro por Snoopy; tampoco pretendo en lo más mínimo mover las faldas de los oradores de las supremas instancias religiosas para que clamen justicia social, y menos aún remover la conciencia de los que se escandalizan de los carteles «festivos» y buscan un espacio televisivo, un momento de gloria para su partido, conocido por el sorteo de viviendas al que nos acostumbraron.

Pero me parece que hay que ilegalizar rápidamente el uso de esos carteles que nos anuncian en tamaño gigantesco las obras públicas con dinero de todos, paneles que cuestan la friolera de entre 1.400 y 1.500 euros y que por miles abundan en toda la «piel de toro».

Lo ha dicho hasta la famosa Rita Barberá, alcaldesa de Valencia, que clamaba al cielo por los más de 30.000.000 de euros que el cartel del «Plan E» costaría a los sufridos ciudadanos de un país más encaminado a la propaganda continua que a la búsqueda de soluciones a un paro que ronda los 5.000.000 de ciudadanos, con más de 1.000.000 de familias con todos sus miembros en esa situación.

Claro que parece ser más preocupante una pegatina en la txosna que estos carteles flamantes de cuatro metros de largo por tres de alto, con el escudo del país monárquico nunca votado y esa «ñ» tan cañí y pura como los toros y la peineta. Por el contrario, la prioridad pasa por el tunda-tunda a la única oposición, del signo que sea, que reclama reflexión y denuncia el silencio impuesto. Silencio que hace que estos gastos se vean incluso como lógicos, igual que los 420 euros de regalo que promete el presidente seudo-socialista para los parados a partir del 1 de agosto. Al resto, un abanico para pasar el sofoco.

Mientras, Ares promete movilizar más Policía y más gasto para que su presencia nos asegure unas fiestas «populares». Por cierto, ¿llevará el mismo Ejército a las corridas donde asesinan animales indefensos ante los aplausos de los sanguinarios fans del coso? ¿No sería justo disolver a tan violentos animadores, que incluso parecen desear la mala suerte del torero?

Y es que dinero público es el dinero que todos ponemos pero que otros gestionan de manera poco acertada y sin crítica alguna. Imaginémonos por un momento ese dinero invertido en hospitales, centros culturales, ayudas a los más necesitados... ¿Sería menos justo?

También en mi pequeño pueblo, desde hace unos meses, hay presencia de los carteles anuncia-obras y presupuesto. En ninguno aparece el coste de ese cartel, que voy a facilitar amablemente: valla, 825 euros (sin IVA); embalaje y trasporte; 360 (sin IVA); kit de suelo para los postes clavados, 148 euros (sin IVA); kit pared para los anclados en estas paredes, 40 (sin IVA). Total: 1.330 euros para los carteles con postes y 1.225 para los de la pared. Hay que sumarles, lógicamente, el IVA.

Como veréis no he nombrado a los que tienen el negocio cartelero ni a los que han decidido que esto ha de ser así, por eso de la Ley Antiterrorista, la Ley de Símbolos y otras cosas que en cualquier momento se pueden inventar e imponer. Me pregunto cuántas ruedas de prensa darán los señores ministros de Obras Públicas e Interior para aclararnos las dudas sobre este mal uso, a mi humilde entender y desde la ignorancia, del dinero público en propaganda que tanto cuesta a nuestros bolsillos -el de ellos lógicamente seguirá llenándose-.

También echo de menos, lo repito, a algún coordinador de un partido de «izquierdas» -tan raudo en otros menesteres-, a los adora-símbolos y a los «rojeras» domesticados. ¿Estarán dormidos en los laureles o no toca salir?

Por eso, desde la lógica de creer que parte del cutre-cartel es dinero mío y de amigos míos, pido un boicot al mismo y que, si procede, seamos nosotros a cambio de un dinero razonable quienes les hagamos carteles más baratos y bonitos, respetando el paisaje y la cultura del lugar.

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