Rusia y Mongolia estrechan lazos, después de más de una década de distanciamiento
GARA
El presidente ruso, Dmitri Medvedev, inició ayer en Mongolia una visita de dos días, con la que Moscú busca la recuperación de la influencia rusa sobre el país asiático, mediante la firma de diversos acuerdos, en su mayoría de carácter económico.
Entre los diferentes pactos acordados por Medveded y su homólogo mongol, Tsakhiagiin Elbesdorj, el más relevante es el que establece la cooperación de ambos para la extracción de uranio en el yacimiento de Dornod, en el este del país asiático.
Los directores de las agencias atómicas de ambos países firmaron el acuerdo, primer paso para la puesta en marcha de infraestructuras de extracción de esa materia prima empleada para obtener energía nuclear.
Primera coempresa
Según los rusos, ésta es la primera vez que Mongolia acepta la creación de una coempresa con una sociedad extranjera para explotar y transformar el uranio.
«Rusia es la primera. Es una señal política importante», resaltó Sergeï Kirienko, responsable de Rosatom, la Agencia federal Rusa de la Energía Atómica.
Por el momento, el pacto únicamente recoge la explotación de la mina situada en Dornod, aunque no se ha excluido ningún otro lugar para el futuro.
Kirienko rechazó dar detalles sobre el importe exacto del acuerdo, pero aseguró que Rusia «invertirá centenares de millones» de dólares.
Fuentes cercanas al acuerdo señalaron que una empresa canadiense, Khan Resources, había obtenido la licencia para operar en el yacimiento, con reservas de 27 toneladas de uranio, pero que una reforma de la ley de gestión de recursos naturales en Mongolia este verano había dejado en el aire la validez de ese contrato.
Además del acuerdo sobre Dornod, ambos presidentes firmaron una declaración de asociación estratégica.
Antes de la visita de Medvedev, la televisión oficial mongola afirmó que Ulan Bator, que depende mayoritariamente de las importaciones energéticas rusas, pretendía también negociar descuentos en los precios del petróleo y del gas.
Acercamientos
Según los observadores, las sucesivas visitas de Putin y Medvedev al país asiático reflejan la voluntad rusa de recuperar su influencia, particularmente en el ámbito económico.
Por lo tanto, la firma de estos acuerdos supondría, según los analistas, la prueba de la recuperación de dicha influencia de Moscú sobre Mongolia -y sus ricos recursos naturales-, después de más de un decenio de distanciamiento, que se inició con la caída de la Unión Soviética (de la que el mongol fue un estado satélite durante décadas).
«Al parecer, alguien se dio cuenta en Rusia de que si nosotros no estamos presentes en Mongolia, los japoneses, los chinos o los americanos tomarían ese lugar rápidamente», afirmó Roustam Sabirov, experto sobre Mongolia del Instituto de los estudios asiáticos y africanos de la Universidad de Moscú.