Pandemia de la gripe a (H1N1)
Gripe A, ¿riesgo real o alarmismo?
Aseguran que la gripe A no es más virulenta que la estacional. Sin embargo, cada día los medios y las autoridades se hacen eco de más casos mortales. Se dice que con permanecer en casa una semana es suficiente para sanarse, pero los gobiernos se afanan en hacer acopio de tratamientos y vacunas. ¿Se trata de un peligro real o, por el contrario, estamos ante un nuevo caso de alarmismo como el registrado con la gripe aviaria?
Maider EIZMENDI
Los mensajes alarmantes sobre la gripe A y su eventual riesgo han sido una constante desde que el pasado mes de abril se dieran a conocer los primeros casos en México y se comenzase a hablar de que la gripe porcina -tal y como se le denominó en un primer momento- iba en camino de convertirse en una pandemia.
Ya en mayo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó de que «muy probablemente un tercio de la población mundial sufrirá la nueva gripe en 2010», mensaje que ayer mismo fue reiterado por la directora de esta organización, Margaret Chan.
Han transcurrido tres meses desde entonces y las autoridades, a pesar de que piden calma y sosiego, siguen lanzando mensajes no muy esperanzadores sobre la actual gripe. Ejemplo de ello, esta misma semana la Casa Blanca ha afirmado que la gripe A podría provocar 90.000 muertes en los Estados Unidos.
Las poco optimistas previsiones de la organización sanitaria, así como las insistentes noticias sobre el goteo casos mortales del virus han provocado una gran incertidumbre y la población se debate entre el miedo a contraer el virus y la impresión de que la alarma creada excede al riesgo real.
Lo cierto es que para finales de julio ya se habían confirmado en los laboratorios miles y miles de casos -las últimos datos cifran en 44.625 los casos de gripe en la UE- y tal y como aseguraba el doctor del Servicio de Microbiología del Hospital Donostia Gustavo Cilla «con seguridad se han producido muchos más».
Este experto en virología explica que la gripe A (H1N1) «se comporta de modo parecido al de un virus gripal estacional» y que, por lo tanto, «provoca una enfermedad que es leve en la mayor parte de las personas, de la que se recuperan sin mayores problemas».
La OMS también es contundente en sus recomendaciones en lo que a tratamientos se refiere: «A nivel mundial, la mayoría de los enfermos infectados por el virus pandémico presentan los síntomas gripales característicos y se recuperan plenamente al cabo de una semana, incluso si no reciben ningún tratamiento médico. Las personas por lo demás sanas que padecen una gripe sin complicaciones no necesitan tratamiento con antivíricos». Si es así, ¿por qué han acaparado tanta atención los medicamentos que se dispensan a las personas contagiadas?
Sí es cierto que, al igual que ocurre en las epidemias gripales estacionales, «en un pequeño porcentaje de personas la infección puede ser grave, ocurriendo la mayor parte en personas con enfermedades crónicas subyacentes». Es a ellos, a quienes, según la OMS y médico expertos, se debe dispensar los tratamientos antivirales del tipo oseltamivir, comercializado como Tamiflu por Roche, o zanamivir, el Relenza de GSK; medicamentos de los que todavía no se ha confirmado su efectividad y que, tal y como ha afirmado el pediatra Xabier Onaindia, según los estudios más optimistas, «acortan en un día el curso de la enfermedad».
Siete días o una semana para curarse
En un artículo publicado en GARA esta misma semana, Onaindia indicaba: «Los médicos decimos que una gripe con tratamiento dura siete días y sin tratamiento una semana, es decir, que hagas lo que hagas su curso no se afecta». Pese a todo, los gobiernos ya se están haciendo acopio de millones de dosis y «quitando el polvo» a las inmensas partidas que adquirieron cuando saltó a la palestra la pandemia de la gripe aviaria. Sí, porque en aquel entonces el acopio de medicamentos fue también la gran baza de los mandatarios estatales.
Más allá de la situación actual, en la que la gripe A por el momento no ha mostrado una virulencia y mortalidad extraordinaria, la posibilidad de que el virus se fortalezca en otoño también ha provocado que la alarma en torno a la epidemia se haya acrecentado. Desde el Hospital Donostia indican que «no hay razones fundamentadas para pensar que el virus en sí mismo vaya a sufrir cambios internos que le hagan ser `más fuerte' en otoño». Bien es cierto que todos los años, con la llegada de los meses fríos, se produce la epidemia gripal estacional y «es probable que también la actividad de este nuevo virus gripal se intensifique a partir de setiembre», debido en gran parte a que, a partir de estas fechas bajan las temperatura y diminuyen las horas de luz solar, lo que provoca que se compartan más espacios cerrados.
Otro de los grandes debates gira en torno a la vacuna -que a día de hoy no están en manos de los gobiernos, exceptuando unas pequeñas partidas- y los colectivos prioritarios que deben adquirirla. Mientras que la OMS fija que, en el curso de una pandemia, «las vacunas son una de las intervenciones médicas más importantes para disminuir el número de casos y defunciones» y que «para que surtan el máximo efecto posible tienen que producirse rápidamente y en grandes cantidades», otras voces, tales como la del pediatra Xabier Onaindia, aseguran que «es del todo innecesaria la vacunación de individuos sanos». De hecho, desde varios colegios médicos se desaconseja la vacunación masiva.
«¡Yo también quiero la vacuna!»
Pero la alarma es tal que diversos gremios ya han pedido que se les incluya entre los grupos de riesgo, tales como taxistas, basureros... A modo de recomendación, la UE ha señalado esta semana que los enfermos crónicos, las mujeres embarazadas -que durante la gestación tienen su sistema inmunológico deprimido- y el personal sanitario son los grupos de población que prioritariamente han de ser vacunados.
Una vez se haya procedido a la vacunación de estos colectivos -recoge la recomendación-, las autoridades sanitarias podrán continuar aplicando las vacunas al resto de la población. En este aspecto también existe disparidad de opiniones. El Estado francés ha encargado 94 millones de dosis y planea inmunizar a la totalidad de la población, al igual que Gran Bretaña. El Estado español ha encargado 37 millones de dosis con las que pretende vacunar al 40% de la población.
La duda que se cierne en torno a la vacuna es si será eficaz cuando esté disponible, ya que se prevé que el pico alto de contagio se produzca en las próximas semanas coincidiendo con el inicio del curso escolar. Y es que, a pesar de que los gobiernos de Gran Bretaña y el Estado francés ya han recibido algunas pequeñas partidas y de que la elaboración de la vacuna esté adelantada, no está previsto que se comience a dispensar hasta mediados de octubre. Ayer, la farmacéutica suiza Novartis informó de que no entregará las primeras dosis de su vacuna contra la gripe A antes de octubre.
Además de los citados grupos, los menores son, los que mayor riesgo de contagio tienen, debido, en gran parte, a que carecen de anticuerpos frente a virus gripales porque han tenido menos oportunidades de contagio. Por ello, las autoridades sanitarias se han centrado con especial intensidad en los menores. De hecho, estas últimas semanas el debate se ha centrado sobre la posibilidad de retrasar el inicio próximo inicio del curso. En Nafarroa, por ejemplo, han decidido que el inicio del curso sea escalonado y los escolares, unos 100.000, acudirán a las clases en tres fases. Los primeros lo harán este mismo jueves, coincidiendo con los escolares de Ipar Euskal Herria. En el caso de estos últimos, el Gobierno francés ha dictaminado que se cerrarán las aulas en las que se produzcan tres casos de gripe. En Araba, Bizkaia y Gipuzkoa las clases comenzarán el próximo 8 de setiembre y el Gobierno de Lakua, además de elaborar un protocolo de higiene exhaustivo, ha alertado de que los escolares contagiados deberán permanecer en casa al menos una semana.
Está por ver qué es lo que sucederá cuando los niños vuelvan a las aulas y las temperaturas bajen pero, por el momento, la gripe A no tiene una incidencia mayor que la gripe estacional. Esto, las incógnitas sobre la propagación del virus y las medidas a tomar, así como experiencias recientes, han hecho que parte de la población se muestre incrédula sobre el peligro que supone en realidad la gripe A.
Pocos han olvidado el revuelo surgido hace cuatro años en torno a la gripe aviaria, las predicciones que se realizaron, las medidas que se adoptaron... Exactamente en noviembre de 2005 la OMS alertó de que la pandemia de la gripe H5N1 podría provocar la muerte a entre dos y siete millones de personas y la compararon con la epidemia de la gripe de 1918, que dejó 50 millones de muertes en todo el mundo.
Ante estas alarmantes previsiones, los gobiernos se apresuraron a tomar medidas para el cierre de fronteras, sobre todo, en lo que se refería a la exportación de aves, así como a proveerse de millones de dosis de tratamientos antivirales. Afortunadamente, todas las previsiones quedaron en agua de borrajas. Según los últimos datos ofrecidos por la OMS el pasado 11 de agosto, la gripe aviaria ha dejado un balance de 438 contagios y un total de 262 muertes. Aunque no conste en los recuentos oficiales, la gripe aviaria también dejó miles y miles de kilos de oseltamivir, comercializado como Tamiflu por Roche, en las despensas de los gobiernos, cientos de miles de dosis que ahora podrán salir de nuevo al mercado.
de personas murieron en 2007 a causa de la tuberculosis (de las que 456.000 tenían el virus del VIH). Según los datos de la OMS, esta enfermedad provoca cada día 4.800 muertes.
131
de dosis de la vacuna han sido reservadas por los estados español y francés. El Gobierno de Sarkozy obtendrá 94 millones y pretende vacunar a toda la población. El Estado español inmunizará al 40%.
6
de personas morirán en el mundo el año que viene a causa del tabaquismo, según el nuevo Atlas del Tabaco de la Fundación Mundial del Pulmón y la Sociedad Estadounidense del Cáncer.
¿Quién es Julián Alterini? Probablemente es la pregunta que se han hecho los ya más de 1.800.000 visitantes en Youtube de su vídeo-documental titulado ``Operación Pandemia''. En apenas diez minutos, este joven argentino de 22 años, realizador audiovisual, pone imágenes, números y reflexiones a las conexiones entre la gripe aviaria y la gripe porcina, pero no en cuanto a su similitud vírica, sino en las conexiones entre ambas como negocio. Lo que hace es atar cabos ya sabidos, como la más que sospechosa presencia de la mano derecha de George W. Bush, Donald Rumsfeld, en todo este asunto de los antivirales. Él fue presidente de la compañía Gilead hasta 2001, la que inventó el antiviral Tamiflu, el cual vendió a Roche. EEUU gastó 1.200 millones de dólares en «tamiflus»... ¿para qué?
Ciertas o no las conclusiones planteadas en dicho documental y denuncias similares, lo que sí invitan es a un serio cuestionamiento sobre el negocio que para algunas multinacionales farmacéuticas están suponiendo estas alarmas sanitarias mundiales.
Aseguraba el diario ``The New York Times'' que cada vez que la OMS eleve el nivel de alerta al grado de pandemia, debería acompañarlo de un aviso del estilo: «Advertencia: prestar demasiada atención a esta alerta puede ser pejudicial para su salud». Y es que, lo mismo que sucedió con la gripe aviaria está ocurriendo con la gripe porcina o A. En aquélla, los millones de muertos que se auguraban quedaron en nada; en ésta, por mucho que se insista en que se trata de un virus gripal menos dañino que una gripe estacional, la alarma persiste y persistirá. Como resumió el especialista médico estadounidense Marc Siegel, «esta gripe durará lo que dure en los informativos».
Entre tanto, las acciones de algunas grandes farmacéuticas crecen en plena crisis mundial. El gigante suizo Roche aumentó un 203% las ventas de su antiviral Tamiflu en el primer semestre de 2009, lo que se traduce en 937 millones de dólares beneficios. Y no hay que olvidar que ya durante la crisis de la gripe aviaria los gobiernos de medio mundo hicieron acopio de millones de antivirales como éste y su competidor Relenza.
A estos suculentos ingresos habrá que sumar los 4.000 millones de dólares que se prevé que las empresas farmacéuticas ingresen gracias a las futuras vacunas contra la gripe A. Con este negocio de por medio, la presencia de personajes como Rumsfeld y el exceso de alarmismo, no extraña el auge de las denuncias conspiranóicas en Internet. Joseba VIVANCO
Las medidas de higiene son las grandes aliadas para evitar contagios. Taparse la boca para toser o estornudar, lavarse las manos a menudo y limpiar más frecuentemente las mesas, los pomos de las puertas y otros objetos que se toquen mucho son algunos de los consejos que han dado.
2.185
que portaban el virus de la gripe A (H1N1) han fallecido en todo el mundo, según los últimos datos de la OMS. La organización ha informado que la nueva cepa de la gripe se ha extendido a 177 países.
Abrigarse, no salir de casa, beber agua y zumos en abundancia, comer alimentos sanos y tomar antitérmicos en caso de fiebre son las pautas a seguir para los enfermos.
Cualquier síntoma de malestar es suficiente motivo para que una comience a preguntarse: «¿A ver si me he contagiado de la dichosa gripe A?». Lo cierto es que una persona no puede saber a ciencia cierta si lo que padece es gripe A o la gripe estacional porque prácticamente los síntomas -tos, fiebre, dolor muscular...- son iguales y en los centros de salud, si el caso no es grave, se limitan a aconsejar reposo al paciente. Y es que el reposo y beber mucho líquido son los remedios para hacer frente a la gripe, sea esta del tipo A o no.
No obstante, hoy, cuando la inquietud acerca del virus es notable, es más importante si cabe para los pacientes conocer qué tipo de virus es el que han contraído, sobre todo, porque una vez que una persona supera una crisis gripal no vuelve a contraerla, no por lo menos por el mismo virus. M.E.