Miles de personas siguen huyendo de los combates entre los grupos armados de las minorías étnicas y las tropas del Ejército birmano hacia la provincia china de Yunnan. El viernes, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) cifró en 30.000 las personas que habría huido desde el Estado de Shan (centro-este) hacia China desde el 8 de agosto. El mismo día, una persona falleció y varias resultaron heridas en Yunnan al estallar un proyectil lanzado desde territorio birmano, informó ayer el diario estatal «China Daily».

La mayor parte de los desplazados pertenecen a la etnia de origen chino kokang y emprendieron la huida en lunes, después de que los soldados de la Junta Militar tomaran la ciudad de Laogai y la guerrilla anunciara a sus habitantes que debían estar «preparados en cualquier momento».

Las localidades chinas de Nansan y Genma han recibido a la mayor parte de los desplazados, en una avalancha que ha llevado al Gobierno de Beijing a pedir a su vecino que gestione adecuadamente sus problemas internos y conflictos étnicos y proteja sus fronteras.

La guerrilla kokang, integrada por unos dos mil combatientes bien armados y agrupada junto a otras tres organizaciones bajo el nombre de Ejército de la Alianza Nacional Democrática de Myanmar, indicó en un comunicado haber matado a al menos treinta soldados en los enfrentamientos. Este ejército está encabezado por Peng Jiasheng, acusado de ser uno de los mayores narcotraficantes del país y hasta hace muy poco protegido de la Junta Militar.

La escalada de tensión entre la guerrilla kokang y las tropas del Gobierno comenzó a principios de agosto, cuando los soldados asaltaron una de las casas de Jiasheng para detenerle bajo la acusación de dirigir el tráfico de drogas en la región, de la que proceden gran parte de los alijos de heroína y metanfetaminas que entran en China y Tailandia. Jiasheng es suegro de Li Mingxian, uno de los hombres más ricos de la región y líder de la guerrilla Mong La, que suma más de 20.000 combatientes junto al Ejército del Estado Unido Wa.

«Estos enfrentamientos van a desatar un conflicto a gran escala», auguró Aung Kyaw Zaw, exiliado político birmano, al referirse a la lucha entre los tres grupos guerrilleros y los 7.000 soldados desplegados allí.

Hostigamiento desde verano

El Gobierno birmano raramente ha ejercido su autoridad sobre las zonas controladas por las milicias étnicas desde que firmó el alto el fuego hace dos décadas, pero comenzó a hostigarlas este verano, después de que rechazaran unirse a la fuerza de seguridad fronteriza bajo control gubernamental o transformarse en partidos políticos antes de los comicios de 2010.

La Junta Militar mantiene que el desarme y la creación de partidos contribuirá a unir el país bajo un sistema democrático, pero los grupos étnicos temen que se trate de una estrategia que persigue su dominación por parte de la mayoría de origen birmano.

Las escaramuzas en el remoto Estado de Shan, fronterizo con China, se iniciaron el miércoles y se repitieron al día siguiente, provocando al menos tres muertos, según informaciones recabadas entre los residentes. Los combatientes kokang rompieron oficialmente el alto el fuego el jueves, tras lograr el apoyo de los guerrilleros de la etnia wa y del grupo Mong La.

Los combates en el montañoso Shan siguen a los librados la pasada semana en el norte de Myanmar, después de que la guerrilla de la etnia kachin también decidiera romper el alto el fuego establecido en 1991, tras rechazar la orden del Gobierno de deponer las armas y transformarse en partido político.

En julio, las tropas birmanas aumentaron sus ataques sobre las guerrillas karen, shan y karenni, alzadas en armas desde hace medio siglo para conseguir la independencia de los territorios fronterizos con Tailandia.

Estos enfrentamientos han puesto en peligro la estabilidad de la zona, germinada hace dos décadas gracias al acuerdo de alto el fuego firmado por más de una docena de grupos armadas con el Gobierno militar.

«Si las tropas gubernamentales continúan enviando refuerzos a estas áreas, se producirá un baño de sangre», aseguró Aung Kyaw ZAW, ex oficial de las fuerzas del Partido Comunista, cuya disolución provocó el alistamiento de muchos de sus miembros en las guerrillas.

La docena de grupos armados de las minorías étnicas son guerrillas bien provistas de armamento, con miles de guerrilleros y experiencia militar que, además, según algunas fuentes, controlan lucrativos negocios en la frontera, como son los casinos, el comercio con madera de teca, jade y gemas y el tráfico de drogas.