El pasado 31 de julio la comisión ejecutiva del PSN decidió impulsar, desde el Parlamento foral, un pacto para «promover y apoyar todas las actuaciones políticas, jurídicas, legislativas y sociales» que estén a su alcance «para acabar con los terroristas y su entorno». Este lunes, el presidente Miguel Sanz anunciaba la intención de acometer junto al PSN «un gran pacto político y social en favor de la libertad, la convivencia y la democracia» con objeto expreso de «achicar espacios de impunidad» en el ámbito público, y puso como ejemplo el txupinazo de las fiestas de Berriozar, que finalmente lanzó un kiliki.

El secretario general del PSN, Roberto Jiménez, confirmó ayer su apoyo a la iniciativa, asegurado que la sociedad navarra demanda «unidad, que nos pongamos de acuerdo para acabar con ETA y su entorno», de forma que «la lucha contra el terrorismo tiene que estar fuera del debate político, sobre todo del debate político partidario».

Objetivo, la izquierda abertzale

En su anuncio, Miguel Sanz aseguró que el pacto se traduciría en evitar acuerdos con partidos ilegalizados, pero también con aquellos que «no rechazan con contundencia la violencia de ETA» y «no respaldan» a las FSE. Esto suponía una advertencia a NaBai, a la que después se sumó otra a IUN cuando dijo que el acuerdo supondrá «quitar la careta a muchos partidos que no son capaces de posicionarse en un lugar claro y definido».

Roberto Jiménez dijo ayer haber asistido a «algunas declaraciones, ésas y otras, con preocupación, porque me parece que no aportan nada». «Si estoy planteando el sumar -explicó- lo que no puedo es hacer valoraciones que pudieran suponer división».

El PSN pretende que el pacto se centre en la izquierda abertzale y no quiere que se desvíen los ataques hacia aquellos partidos a los que inicialmente al menos debería estar abierta la oferta de suscribir el acuerdo, porque porque «la sociedad navarra no quiere broncas entre los políticos en esta materia».