El alemán André Greipel y su equipo Columbia fueron de los pocos que salieron ilesos de la cuarta etapa de la Vuelta que, quizá por eso de hacer honores a los 70 años del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, pareció querer emular a una de las batallas más importantes de esta contienda en la que ambos bandos sufrieron múltiples bajas, pero que aceleró la derrota de las tropas de Hitler. Y es que, la etapa que pretendía emular las clásicas que por primavera hacen vibrar a todos los aficionados terminó siendo una trampa con Horner, Vinokourov y Mosquera como los principales damnificados.

Como en la batalla que tuvo lugar entre finales de 1944 y principios de 1945, la meteorología tuvo una incidencia decisiva en la etapa de ayer, que la lluvia convirtió en una auténtica pesadilla. Tras múltiples incidentes y una larga escapada -formada por Ramírez (Andalucía-Cajasur), Lagutin (Vacansoleil), Boom (Rabobank) y Roels (Milram)- que fue bien controlada por el pelotón -Samuel Sánchez pinchó sus dos ruedas en pocos kilómetros- la etapa parecía abocada a otro sprint masivo por mucho que Ciolek y Henderson, vencedores en las etapas anteriores, habían quedado rezagados previamente.

Caída múltiple

Con la carrera lanzada en las calles de Lieja, el pelotón entró a toda velocidad en una rotonda, el corredor del Vacansoleil, Hoogerland, resbaló en una línea de una rotonda y provocó una enorme montonera en la que se vieron inmersos casi todos los que marchaban en cabeza.

En principio sólo quedaron seis supervivientes que pudieron esquivar la caída, tres del Quick Step y otros tres del Columbia, pero las fuerzas se desnivelaron inmediatamente, ya que dos de los compañeros de Tom Boonen se descolgaron del grupo que se había formado en cabeza. Con superioridad numérica, el sprint resultó muy cómodo para el alemán Greipel, con Weylandt como único adversario.

Más tarde fueron llegando el resto de corredores a cuentagotas, entre ellos el líder Fabian Cancellara, que conserva el maillot oro gracias a que la caída se produjo dentro de los tres últimos kilómetros, aunque fue uno de los ciclistas más perjudicados por la caída.

Así las cosas, la jornada de descanso que el pelotón tendrá hoy, ya en tierras catalanas, deberá servir para que los ciclistas traten de curar las múltiples heridas que dejó entre sus integrantes. De momento, Horner (Astana) -con un duro golpe en la cara y una fractura en una de sus muñecas-, ha abandonado Vigano y Kiserlovski (Fuji) podrían no salir mañana.

El parte de guerra dejó además tocados ilustres como Ezequiel Mosquera, aspirante a estar en el podio, que fue uno de los más perjudicados con golpes en la cadera y en un tobillo. El gallego tuvo que ser ayudado por sus compañeros para entrar en meta ya que no podía ni pedalear. El gallego sufrió un duro golpe en la cadera y el tobillo que era lo que más preocupaba a su director Álvaro Pino, aunque parece que el dolor fue remitiendo con el tiempo.

En el Liquigas, Ivan Basso tuvo un golpe en el gemelo izquierdo y Daniele Bennati terminó con dolor en los lumbares. Otro italiano, Alessandro Ballan, sufrió quemaduras en el costado izquierdo de su cuerpo tras una fuerte caída donde se raspó con el asfalto.

Entre los nuestros, Egoi Martínez terminó magullado con heridas en rodillas, brazos y dedos, aunque su continuidad no parece peligrar.