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Werner Herzog y Nicholas Cage no convencen en Venecia con su «remake» de «Bad Lieutenant»

El director alemán presentó ayer en la competición oficial de la Mostra «Bad Lieutenant: Port of call New Orleans», un filme que no convenció por su excesivo convencionalismo y por la sobreactuación de Cage.
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Alicia GARCIA DE FRANCISCO | VENECIA

A pesar de que Herzog insistiera ayer en una rueda de prensa en que ni conoce al estadounidense ni ha visto sus películas, «Bad Lieutenant: Port of call New Orleans» es un remake de «Teniente corrupto» (1992) de Abel Ferrara y con Harvey Keitel como cabeza de cartel. «No sé quién es ni he visto ninguno de sus filmes», dijo un Herzog a medio camino entre la sorna y la prepotencia, para añadir a continuación que seguro que se reunirá muy pronto con Ferrara, «alrededor de una botella de whisky», para hablar largo y tendido.

No precisó si será en el contexto de esta 66 edición del festival de cine de Venecia, en el que Ferrara presenta una película fuera de concurso y en el que forma parte del jurado de la sección de cortometrajes. Sin embargo, frente a lo que en su momento supuso el filme de Ferrara, la nueva versión de la historia de un policía corrupto y drogadicto de Herzog, aunque bien rodada, no aporta gran cosa al panorama cinematográfico y el exceso de tics de Cage demuestra una vez más que, en su caso, cualquier tiempo pasado fue mejor.

Nicholas Cage, quien mostró en la rueda de prensa de ayer su lado más filosófico y artístico, explicó que al hacer esta película sintió que podían adaptar «el estilo de jazz» que sugería el rodaje en Nueva Orleans. «Werner nos permitió abrazar el espíritu de jazz de la ciudad», explicó Cage, quien consideró que el enfoque del director Werner Herzog es «impresionista» frente al «fotorealista» de «Leaving Las Vegas».

Sobre su forma de meterse en el personaje, explicó que para él es una gran ayuda hacer un trabajo físico, dotar a su interpretación de ciertas características físicas que le permiten transformarse durante el rodaje y luego dejar el trabajo en el set.

También utilizó para el personaje las experiencias que tuvo «hace décadas» con algunas sustancias, recuerdos que filtró en su mente para poder dar mayor realismo a su interpretación.

Cage tuvo palabras de elogio para Herzog, por la libertad de improvisación que les dejó durante el rodaje, y para su compañera de reparto Eva Mendes, una «hermana para él», a la que quiere cuidar y de la que alabó su transformación en todas sus películas. Alabanzas que fueron devueltas por una simpática Mendes, para sorpresa de muchos la mejor actuación del filme como la prostituta novia del policía, con un papel un poco alejado de sus habituales de sex symbol.

«Me gustó el papel de Frankie porque es una superviviente», dijo Mendes, quien explicó que «dentro de la oscuridad de la película, lo que hay es una inocente historia de amor».

Tanto Mendes como Cage fueron la primera elección del director para la pareja protagonista y ambos aceptaron participar en ella de inmediato. Mientras Cage destacó la calidad del guión como principal razón para aceptar el papel, la actriz, de origen cubano, fue más expresiva al señalar: «Acepté sin leer el guión. Dije 'sí' porque era de Werner y dije '¡oh, sí!' cuando oí el nombre de Nick Cage».

Por su parte, Herzog explicó que le encantó el guión que había escrito William M. Finkelstein, pero que al final cambió tanto el principio como el final. Unos cambios que le permitieron, según explicó, hacer una película de cine negro, para lo que considera que es el momento idóneo dada la inseguridad que siente la gente, aumentada por el colapso del sistema financiero.

El resultado es una historia eficaz de corrupción policial y de inmadurez personal del protagonista que, sin embargo, no aporta los elementos necesarios que debe tener cualquier película a competición de un gran festival.

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